Así que, dicho con la mejor de las intenciones, harían bien quienes apoyen a los empresarios del Círculo que acaba de manifestarse contra la fusión de las Cajas gallegas en mantener su opinión en la misma línea que los declarantes. Es decir, insistiendo más en cuanto tiene, la situación actual, de servicio al país y a sus gentes que en supuestos antagonismos políticos o sociales que ni son del caso ni tienen base.

Viene a cuento, la sugerencia, ante la aparición, inducida por intereses que poco tienen que ver con los generales, de un análisis según el cual la oposición a la llamada Caja única tiene fondo localista o –peor aún– "victimista". Sostedrían los que lo difunden, con notable defecto de perspectiva, que los que se oponen prefieren en el fondo ser cabeza de ratón antes que cola de león e, incluso, que les da miedo crecer y ver mundo, como a las ranas del cuento a las que asustaba salir del charco .

Esa interpretación, como la otra que considera el tamaño como una especie de bálsamo de Fierabrás, es una idiotez y choca con la realidad que se percibe con la mera observación y el recuento de lo que sucede. En todos estos días se han pronunciado de forma pública por el status quo desde el presidente de la patronal gallega, el coruñés señor Fontenla, hasta destacados dirigentes políticos y empresariales del norte, el sur, el este y el oeste, y también,aunque de forma más discreta, representantes sindicales elegidos por el personal de las entidades financieras.

O sea que si son localismos están tan extendidos que forman país, y si víctimas serían tantas a sumar que esto parecería el Holocausto, dicho sea con perdón. Cualquiera, a la vista de esto, haría mejor en analizar cuánto de razón tienen los que han hablado y, además, lo positivos que son un par de sentidos, el común y el de lo común, que demuestran al hablar; y que habrían de primarse por lo escasos que son. Y por lo integradores que, al final, resultan ambos.

Precisamente por eso, porque hay razón y razones para defender que lo que hay es mejor para Galicia que la aventura de cambiarlo, es útil insistir en que el asunto no es de unos contra otros, sino de todos en favor de lo común. Ninguna de las autonomías en las que se ha iniciado un proceso que Galicia cumplió hace años plantea la existencia de una sola Caja –y ahí están Andalucía, Valencia o Cataluña– ni, por supuesto, piensa alguien –al menos en serio– que pueda acabar siendo una especie de esqueje de Banca Nacional.

¿No?