No creo que Joan Tardà deseara la muerte del Rey ni que aquellas señoras de orden desearan que Zapatero fuera fusilado como lo fue su abuelo. Será que soy más contextual que textual y tiendo a creer que "Viva la República, muerte al Borbón", en un contexto cómplice y mitinero, fuerza más contra Felipe V que contra Juan Carlos I, como aclaró el diputado. Joan Tardà pertenece a Ezquerra Republicana de Catalunya, una formación que suma tres nombres que la sitúan en el borde mismo del contexto de los grandes medios de comunicación nacionales y nada que grite lo meten en la tele o en la radio y queda fuerza de contexto. Tardà mismo vive, puente aéreo mediante, dentro y fuera de contexto.

No hay regicidas en España y si se puede llamar así a alguno -al cura Merino o al anarquista Mateo Morral- es por un privilegio de la Real Academia Española para la que "regicidio" rige para quien mate al rey, a la reina y cualquier miembro de la familia real y se aplica al que atenta contra la vida del soberano, aunque no consume el hecho. El homicida no lo es si no mata. Morral mató a una treintena de personas con su bomba pero Alfonxo XIII y Victoria Eugenia salieron ilesos. El muy homicida consta como regicida. Los reyes españoles han muerto de manera natural.

Cualquiera que salga en los medios de comunicación sin hacer lo que se espera de ellos -sonreír y decir lo correcto- se encontrará fuera de contexto. Al día pensamos docenas de cosas que no diríamos en televisión. Un martillazo en un dedo te deja fuera de contexto televisivo. ¿Hay alguien que esté siempre dentro de ese contexto?

Advertiría más contra el fuego, que también hubo en el acto gritón. El fuego nos ha traído hasta donde estamos pero siempre con la precaución de no jugar con él. Sobra teatro de calle incendiario. Es simbólico, sí, y no hay que ponerse histéricos cuando lo que se queman son símbolos pero el símbolo de la quema tiene una tradición desagradable. Ahora, además, hay muchos contenedores de reciclaje.