El bronce ganado por Lidia Valentín en Río prolonga una feliz costumbre del olimpismo español desde Múnich 72: en cada edición de los Juegos suma al menos un nuevo deporte a su medallero.

El estreno de la halterofilia española en el podio reduce a tres deportes, bádminton, pentatlón moderno y tenis de mesa, más los debutantes rugby y golf, las disciplinas del actual programa en las que España aún no ha ganado medalla. Carolina Marín podría tachar de esa lista también al bádminton si se comporta en Río como la número uno mundial que es.

Cuando se disputaron en 1972 los Juegos de Múnich, España sólo había ganado medallas en siete disciplinas: pelota, fútbol, polo, hípica, vela, tiro y hockey. A aquella edición se llegó tras la sequía de podios de 1964 y 1968. Pero en la capital de Baviera se sumó al medallero español el boxeo, en 1976 el piragüismo, en 1980 el atletismo y la natación, en 1984 el baloncesto y el remo y en 1988, el tenis.

La explosión de resultados que propició la celebración de los Juegos de 1992 en Barcelona incorporó a los deportes premiados el ciclismo, el tiro con arco y la gimnasia.

En 1996 fue el balonmano, en 2000 el taekwondo, en 2004 el voley playa, en 2008 la esgrima y en Londres 2012 el triatlón y la lucha.