Aún sin conocer las dimensiones del problema, algunos vecinos confiesan que toda la franja costera no está en óptimas condiciones de limpieza e incluso que en algunas ocasiones "a praia cheira bastante mal", lo que atribuyen a los vertidos de residuos al río que acaban en el mar. Los hedores que provocan son corroborados por los propios responsables de la cofradía, que sufren directamente los problemas sanitarios y de calidad del producto que se extrae, pero también lamentan la mala imagen que se ofrece del sector y que afecta a otras actividades, como la hostelería y el turismo, que encuentran en el mar y sus frutos alguno de los mayores atractivos.