La reelección del presidente de Venezuela, el chavista Nicolás Maduro, en las elecciones del pasado domingo ha sido acogida con un amplio rechazo internacional. Solo los países del llamado "eje bolivariano", más Rusia y China, quedaron al margen de una falta de reconocimiento basada, más que en irregularidades de la jornada electoral, en las condiciones políticas que precedieron unos comicios de los que la oposición, debilitada por la represión gubernamental y dividida, estuvo ausente.

Como consecuencia, la abstención marcó una cifra histórica (53,9%), que llevó a Maduro a ser reelegido por otros seis años con solo 6,19 millones de votos sobre un censo de unos 20,5 millones (30,2%), la cifra más baja lograda por el chavismo en unas presidenciales desde que Hugo Chávez ganó las de 1998. El principal rival electoral del presidente, el exchavista Henri Falcón, consiguió 1,91 millones, anunció que no reconoce el resultado y exigió una repetición de los comicios.

Los apoyos que otorgan a Maduro la reelección a partir del próximo enero representan 1,4 millones menos que los obtenidos en 2013, cuando asumió el poder, ungido por la popularidad de Chávez, que acababa de fallecer (1999-2013). En este quinquenio el censo creció en cerca de dos millones de inscritos.

En la celebración de su triunfo, Maduro le dio la vuelta a los resultados, enfatizando que "nunca antes un candidato presidencial había ganado con un 68% de la votación popular y nunca antes le había sacado un 47% al segundo candidato. 'Knock out', récord histórico", sostuvo el líder chavista ante miles de seguidores concentrados ante el palacio presidencial de Miraflores. El reelegido presidente convocó a sus rivales electorales a "una jornada de encuentro y diálogo para establecer una agenda constructiva".

El rechazo a reconocer la legitimidad del proceso electoral estuvo encabezado por EE UU, cuyo presidente, Donald Trump, impuso ayer mismo nuevas sanciones a Caracas, al firmar un decreto que limita al Ejecutivo de Maduro la venta de deuda y activos públicos en territorio de EE UU. Horas antes, su vicepresidente, Mike Pence, calificó los comicios de "farsa" y aseguró que "EE UU no se quedará de brazos cruzados mientras Venezuela se derrumba".

Los países del Grupo de Lima -Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Guyana, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú y Santa Lucía- tampoco reconocieron los resultados, "por no cumplir con los estándares internacionales de un proceso democrático, libre, justo y transparente".

En Europa, España adelantó que "estudiará junto a sus socios europeos la adopción de medidas oportunas", al tiempo que reiteró que en las elecciones ha habido "deficiencias democráticas fundamentales". Por su parte, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, declaró que ha "tomado nota" de los resultados y urgió a los líderes políticos venezolanos a dar respuesta a los graves problemas del país.