El Ejército turco penetró ayer en una región del norte de Siria, en el segundo día de una ofensiva contra la milicia kurda Unidades de Protección del Pueblo (YPG), aliada de Estados Unidos, que controla el territorio y que es considerada "terrorista" por Turquía, anunció el primer ministro turco Binali Yildirim.

Los militares turcos entraron en la región siria de Afrin desde Gulbaba, una ciudad turca fronteriza con Siria, según la agencia Dogan.

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, prometió que exterminará por completo a las milicias kurdas de Afrin y que al término de la campaña militar, denominada, "Rama de olivo", devolverá a Siria a tres millones y medio de refugiados actualmente residentes en Turquía.

El presidente sirio, Bashar al Asad, condenó enérgicamente la intervención militar turca contra los kurdos de Afrin y acusó a Ankara de apoyar a grupos "terroristas". El Gobierno de Irán, aliado de Asad, instó a Turquía a poner "fin inmediato" a la ofensiva.

La portavoz del Departamento de Estado, Heather Nauert, llamó a Turquía a "ejercer moderación" y a evitar víctimas civiles en su operación fronteriza contra fuerzas kurdas sirias. Pero el secretario de Defensa, Jim Mattis, juzgó "legítimas" las preocupaciones de seguridad turcas y reconoció que Ankara fue "sincera" y avisó antes de lanzar la ofensiva. Mattis dijo que ambos países "trabajan ahora en el camino a seguir".