Alemania vive un auténtico terremoto político tras el fracaso, el domingo a medianoche, de las negociaciones emprendidas por la canciller Merkel, democristiana, para formar un gobierno de coalición. El diálogo entre la CDU de Merkel, sus "hermanos" bávaros de la CSU, los liberales del FPD y Los Verdes fueron rotas por los liberales después de tres días de reuniones maratonianas que no permitieron conseguir un acuerdo de mínimos. La inmigración, en particular la reagrupación familiar, junto al medio ambiente y la fiscalidad fueron las claves de la ruptura, que llegó tras una jornada en la que las respectivas posiciones, lejos de acercarse, se distanciaron.

Descartada la reedición de una gran coalición con los socialdemócratas, que ayer reafirmaron su voluntad de pasar a la oposición, la falta de acuerdo dibuja un panorama en el que las opciones son que Merkel gobierne en minoría o que se vuelva a llamar a votar en el primer trimestre de 2018. Ambas posibilidades carecen de precedentes en la historia de la República Federal, fundada en 1949, donde no hay plazo estipulado para la formación del nuevo Ejecutivo.

Sin embargo, ni una ni otra son del agrado del presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, dirigente socialdemócrata hasta su llegada a la jefatura del Estado. Steinmeier, con quien se reunió ayer por la mañana Merkel para informarle del fracaso de la negociación, manifestó que una nueva convocatoria electoral no entra en sus planes inmediatos.

"Ocho semanas después de las elecciones generales no se ha logrado todavía un resultado en las conversaciones para formar Gobierno. Estamos ante una situación que nunca se ha dado en la historia de Alemania, en casi 70 años", declaró Steinmeier, quien en los próximos días mantendrá una ronda de consultas con todos los partidos implicados en la negociación y con los socialdemócratas. El presidente alemán tiene la facultad de fijar un plazo límite para negociar el Gobierno.

"Formar gobierno siempre fue un proceso difícil", admitió Steinmeier, quien recordó que el electorado depositó en los partidos la responsabilidad de formar gobierno, "una responsabilidad que no se puede devolver al electorado". Para el presidente alemán, "es el momento en el que todos los implicados deberían volver a reflexionar sobre sus decisiones y posturas", porque "la responsabilidad no se tiene solo con el electorado del propio partido", dijo.

La respuesta de Merkel llegó poco después, al afirmó que considera "mejor" nuevas elecciones que un gobierno en minoría, aunque no se cerró en banda a esta posibilidad, a la que se llegaría tras dos votaciones de investidura perdidas y una tercera ganada por mayoría simple. Merkel, que se impuso en las elecciones del 24 de septiembre con el 32,9% de los votos (su peor resultado) y 246 de los 709 escaños (-65), resaltó que está dispuesta a volver a ser cabeza de lista de su partido.

Una encuesta difundida ayer por el grupo de medios RTL asegura que un 45% de consultados apoya repetir los comicios, que el 27% reclama reeditar la gran coalición con el SPD y que el 24% defiende un Ejecutivo en minoría.