El zimbabués Robert Mugabe pasó en pocos años de ser visto como el héroe que lideró la independencia de Reino Unido, alcanzada en 1980, a quedar dibujado como un déspota obsesionado por perpetuarse en el poder. Tras liquidar a sus enemigos políticos, la reforma constitucional de 1987 le permitió agrupar los poderes de presidente y jefe del Gobierno y consolidar el saqueo del país. El camino al poder absoluto quedó jalonado por campañas de exterminio como el "Gukurahundi", la oleada de terror en la que, en los 80, aniquiló a entre 20.000 y 30.000 opositores. Uno de los puntos culminantes de la presión de la comunidad internacional -en particular del orbe anglosajón- contra Mugabe llegó en 2002, cuando puso en marcha una reforma agraria, que utilizó como instrumento para arrebatar sus tierras a 300.000 miembros de la minoría blanca de origen inglés. El "camarada Bob", que en la independencia tenía 56 años, supo durante largo tiempo mantener la unidad en su entorno. Sin embargo, ha sido ahí donde al final ha fallado, al ceder a las presiones de su esposa, la sudafricana Grace Mugabe, 40 años más joven.