Francia vivió ayer la primera vuelta de sus elecciones presidenciales bajo el peso de la amenaza terrorista. Un vehículo sospechoso obligó a cerrar temporalmente dos colegios electorales en la localidad de Besançon, en el este del país, hasta que la intervención de los artificieros policiales permitió reanudar el desarrollo de las votaciones.

El diario local "L'Est Républicain" informó de que los dos ocupantes del vehículo lo aparcaron al lado de uno de los centros de voto y lo abandonaron con el motor encendido.

La zona fue rápidamente acordonada por las fuerzas del orden, que encontraron un fusil de aire comprimido en su interior.

La prefectura (delegación de Gobierno) de Doubs precisó, no obstante, que en principio el caso no está relacionado con una tentativa de atentado. Fuentes cercanas a la investigación destacaron en "L'Est Républicain" que el arma habría sido utilizada el sábado para robar en un comercio.

La semana previa a las votaciones de ayer fue intensa en incidentes relacionados con el terrorismo. El martes fueron detenidos en Marsella dos presuntos yihadistas acusados de planear un atentado "inminente" contra la campaña electoral y el jueves, la jornada más dramática, un atentado en los céntricos Campos Elíseos de París, reivindicado por el Estado Islámico, acabó con la vida de un policía e hirió a otros dos agentes y una turista. El terrorista, que no tenía antecedentes por yihadismo pero sí por ataques a las fuerzas del orden, por los que había pasado 14 años en prisión, fue abatido en el acto.

En otro orden de cosas, Penelope Fillon, la esposa del derrotado candidato de Los Republicanos, el conservador neogaullista François Fillon, votó sola a primera hora de la mañana en la pequeña localidad de Solesmes, en el departamento de Sarthe (norte del país), adelantándose a su marido, que votó hacia las 12 en París. Penelope Fillon ha sido la protagonista del caso de los empleos ficticios que relegó a Fillon de la cabeza de las encuestas al tercer lugar.