El presidente italiano, Sergio Mattarella, encargó ayer a Paolo Gentiloni formar gobierno. El ministro de Exteriores en el gabinete de Matteo Renzi aceptó la tarea, pero "con reservas"; de hecho, ni siquiera hay fecha para que el elegido jure o prometa el cargo de primer ministro.

Gentiloni es un político muy cercano a Renzi, que dimitió la semana pasada como jefe de Gobierno tras perder el referéndum sobre la reforma constitucional a cuyo resultado había fiado su permanencia en el puesto. La proximidad de Gentiloni al político florentino fue aducida ayer por la oposición para criticar su designación, máxime cuando el Ejecutivo que forme, si lo logra, sería el cuarto no elegido en las urnas, después de los de Mario Monti (2011-2013), el de Enrico Letta (2013-2014) y el de Renzi (2014-2016).

Gentiloni tiene por delante la difícil tarea de armonizar las dos leyes electorales que rigen en Italia antes de convocar comicios. La del Senado, que promovió Renzi, fue declarada parcialmente inconstitucional; sobre la de la Cámara de Diputados debe pronunciarse la corte de garantías el próximo enero.

Gentiloni realizará hoy las primeras consultas en la Cámara de los Diputados de Italia con el objetivo de trazar una ruta y determinar los ministros que formarán parte de su nuevo Ejecutivo.