La canciller alemana, Angela Merkel, fue reelegida ayer presidenta de la Unión Cristianodemócrata (CDU), con un 89,5% de los votos, en el congreso que celebra la formación en Essen (oeste) como antesala de las elecciones generales, que se disputarán dentro de unos diez meses, en otoño de 2017. Merkel anunció hace quince días su intención de optar a un cuarto mandato como canciller.

El apoyo abrumador a una dirigente que ha sufrido el desgaste de la crisis de los refugiados es menor que el 96,7% logrado hace dos años o que su récord del 97,9%, conseguido en 2012, pero resulta impresionante para una persona que lleva 16 años al frente del partido y once en la cancillería.

La votación siguió a un discurso de hora y media en el que Merkel pidió unidad ante una campaña electoral que, advirtió, "no va a ser fácil", en alusión al crecimiento de la ultraderechista Alternativa por Alemania (AfD), que según las encuestas obtendrá un respaldo del 10% al 15%, lo que le permitirá acceder al Bundestag, algo que nunca ha logrado un grupo de extrema derecha. "Necesitaré de vuestra ayuda", afirmó Merkel, "porque no serán unas elecciones como otras".

La canciller inició su intervención con el asunto dominante del congreso, la política de refugiados, que tantos problemas le ha causado con los socialcristianos bávaros de la CSU, el partido hermano de la CDU, quienes exigen "mano dura".

Merkel advirtió que no todos los más de 800.000 refugiados llegados desde el año pasado podrán permanecer en Alemania, pero garantizó que la evaluación se hará caso por caso. La canciller aseguró que la avalancha de 2015 no se repetirá, y enfatizó que este año ya han llegado muchos menos.

En el plano económico, prometió que no acometerá ninguna subida de impuestos, posición contraria a la de la izquierda socialdemócrata y verde, que planea establecer un impuesto sobre el patrimonio y reforzar la presión fiscal sobre las grandes fortunas. Merkel defendió el Pacto de Estabilidad (austeridad) e instó a sus socios europeos a respetarlo, por considerarlo el garante contra cualquier crisis como la sufrida en la zona euro en 2010.