Un vídeo del candidato republicano a la Casa Blanca, Donald Trump, en el que narra en una conversación privada cómo abusa de las mujeres desde su posición de poder se convirtió ayer, a un mes de las elecciones, en uno de los mayores escándalos de la campaña presidencial en Estados Unidos. La grabación, de 2005, divulgada por "The Washington Post", obligó al magnate neoyorquino, rival de Hillary Clinton, a ofrecer disculpas públicas después de que diversos dirigentes del Partido Republicano le retirasen su apoyo y de que los medios estadounidenses dieran a la conversación las dimensiones de un escándalo que reduce sus posibilidades de triunfo. Varios senadores pidieron a Trump que abandone la carrera presidencial. "Hay cero posibilidades de que vaya a renunciar", respondió el candidato.

"Me atraen las mujeres bonitas automáticamente. Las comienzo a besar, es como un imán, no puedo ni esperar (...). Y cuando eres una celebridad te dejan hacer lo que quieras", asegura Trump en la conversación con el presentador Billy Bush. Al igual que Trump, Bush también se disculpó y achacó la charla con el magnate a su inmadurez y juventud de entonces.

Su oponente demócrata, Hillary Clinton, fue una de las primeras en reaccionar. "Es un horror", manifestó, aunque la auténtica tormenta se desató entre los republicanos. El escándalo incluso obligó a Trump a cambiar la agenda de ayer, un día marcado en el calendario de la campaña republicana porque su candidato tenía previsto viajar a Wisconsin y aparecer junto al presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, por primera vez. Ryan decidió sacar a Trump del acto y el magnate optó por quedarse en Nueva York preparando el segundo debate presidencial de hoy con Clinton. "Estoy indignado por lo que he escuchado. A las mujeres se las tiene que defender y respetar. Espero que Trump trate esta situación con seriedad", manifestó Ryan.

Más duro fue el golpe que llegó desde la mormona Utah, cuyo gobernador, Gary Herbert, retiró su apoyo a Trump y anticipó que no le votará. No sería raro que Hillary Clinton gane el próximo 8 de noviembre en la ultraconservadora Utah, estado en el que Trump no despierta simpatías.