El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, quiso valerse ayer del dinero para relanzar el proyecto de la UE, en franca decaída por las crisis que acumula y la amenaza de disgregación que supone el "Brexit", la salida del Reino Unido del club comunitario. El político luxemburgués, que daba ante la Eurocámara su discurso sobre el estado de la Unión, propuso aumentar las inversiones del fondo europeo para devolver a los ciudadanos del continente su confianza en el futuro del bloque.

Según los números y los planes que Juncker desgranó ayer ante los eurodiputados, el Fondo Europeo para Inversiones Estratégicas debería llegar, antes de 2020, a una dotación al menos 500.000 millones, y dos años después, en 2022, movilizar hasta 630.000.

El presidente del Ejecutivo comunitario recordó que el plan de inversiones arrancó en 2014 con un presupuesto de 21.000 millones, pero ha movilizado ya 116.000 millones en 26 estados miembros que han beneficiado a más de 200.000 pequeñas y medianas empresas. "Europa tiene que invertir en su juventud, sus ciudadanos que buscan empleo, sus pequeñas empresas", subrayó Juncker.

No se olvidó de las nuevas tecnologías y anunció que las próximas acciones de su gabinete se centrarán en la conectividad -prometió wifi público en todas las ciudades de aquí a 2020 y 5G en 2025-, la defensa del "copyright" europeo -"quiero que los creadores reciban un pago justo por su trabajo", afirmó- y la creación de empleo juvenil.

Ahora bien, si todo lo anterior pudo generar cierto escepticismo, la propuesta que hizo a continuación en materia de seguridad y defensa encendió el hemiciclo en las bancadas más populistas y enemigas del proyecto de integración europea: crear un "cuartel general único" y un "fondo europeo de defensa" para que la UE sea más eficaz y desarrolle más su industria en ese ámbito.

"Europa ya no puede permitirse ir a caballito del poder militar de otros, o dejar que Francia defienda sola su honor en Mali", advirtió Juncker.

"Más integración militar, más peticiones de fondos, más deuda para los niños de mañana y contentar a los socialistas de hoy. Pero cuanta más Europa construyen, más indiferentes se sienten los ciudadanos", espetó el líder de Conservadores y Reformistas Europeos (ECR), la tercera fuerza de la Eurocámara, el conservador británico partidario del "Brexit" Syed Kamall.

La propuesta fue acogida por el liberal Guy Verhofstadt, recientemente nombrado negociador del Parlamento Europeo para el "Brexit", quien subrayó que para "volver a tomar el control", la Unión tiene que actuar "a nivel europeo".

El ex primer ministro belga centró una de las intervenciones más subidas de tono del debate, la del eurófobo Nigel Farage, que se volvió a mostrar "orgulloso" de que sus compatriotas británicos decidieran abandonar la UE y calificó al liberal como un "nacionalista europeo".