Durante la madrugada de ayer, carros de combate del Ejército turco cruzaron la frontera siria para apoyar a la infantería rebelde del Ejército Libre Sirio (ELS) en las inmediaciones de la ciudad de Yarabulus, la única en manos del Estado Islámico (EI) en la zona fronteriza entre ambos países. Al mismo tiempo, aviones de la coalición liderada por Estados Unidos lanzaron una operación desde el aire, mientras que la artillería turca bombardeó posiciones yihadistas. Los combates duraron hasta las 16.00 horas cuando la agencia "Anadolu" informó que los rebeldes del ELS se habían hecho con el control de la ciudad. La operación recibió el nombre de "Escudo del Éufrates".

Las milicias kurdas, apoyadas hasta la fecha por EE UU y que combaten al EI junto a la permeable frontera sirio-turca, habían logrado en las últimas semanas cruzar el río Éufrates, confinando a los yihadistas en Yarabulus, una ciudad de 10.000 habitantes. De esta manera, se quedaban a un centenar de kilómetros de conectar todos sus efectivos en un único frente, a lo largo de la línea divisoria entre ambos países y hasta la asediada ciudad de Alepo.

El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, subrayó que, además de atacar al Estado Islámico, su objetivo es "defender con todos los medios la unidad territorial de Siria", en alusión a las supuestas ambiciones kurdas de proclamar en el futuro la independencia del territorio que domina. Lo mismo hizo el primer ministro, Binali Yildirim, tras su reunión con el vicepresidente de EE UU, Joe Biden, que ayer visitaba Ankara.

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Biden estuvo de acuerdo con Yildirim. "En ningún momento apoyaremos a las fuerzas kurdas si se quedan al oeste del Éufrates", afirmó el vicepresidente de EE UU. Además, negó conocer de antemano el fallido golpe de Estado del 15 de julio y ofreció cooperar con las autoridades turcas para extraditar al clérigo Fethullah Gülen, a quien Ankara acusa de urdir la trama golpista.