El Departamento de Justicia de EE UU anunció ayer que planea poner fin al uso de prisiones privadas tras concluir que ese tipo de gestión de los penales acarrea más incidentes de seguridad y desprotección que los dirigidos por la Oficina Federal de Prisiones. La Justicia estadounidense comenzará así a no renovar contratos con esas cárceles con el objetivo de dejar de utilizarlas. Según un informe, las instalaciones privadas tienen tasas más altas de agresiones tanto entre internos como entre reclusos y personal empleado. En los últimos años, numerosas ONG y medios han denunciado las precarias condiciones de este tipo de centros, alegando que buscan beneficios que llevan a atención deficiente a los presos.