Las autoridades de la cárcel de Hama, en Siria, han cortado el agua y la electricidad a 800 presos amotinados, para intentar sofocar una revuelta iniciada a principios de mes. La rebelión se originó por el retraso en el juicio de algunos detenidos y el traslado de prisioneros a la cárcel de Seidnaya, Damasco.