La tensión reinante en el campo de refugiados de Idomeni, en la valla de Grecia con Macedonia, hizo que ayer se reanudaran los incidentes entre refugiados y agentes de la policía fronteriza de este último país. Los choques no alcanzaron la gravedad de los registrados el domingo, cuando más de 300 refugiados resultaron heridos por el disparo de balas de goma y botes de gases lacrimógenos, así como por aplastamientos causados por la avalancha humana desencadenada por los enfrentamientos.

Los incidentes de ayer se produjeron cuando decenas de refugiados, que ondeaban banderas griegas y alemanas, se encaramaron a un vagón de tren e intentaron empujarlo contra la valla fronteriza. A la vez, algunos manifestantes se acercaban a la verja de separación, sembrada de espino y cuchillas, para entregar ramas de olivo a los soldados.

El primer ministro griego, Alexis Tsipras, calificó de vergonzoso el uso de balas de goma y de gases lacrimógenos por parte macedonia. "Es una vergüenza para la civilización europea y para los países que quieren formar parte de esta civilización", afirmó el líder izquierdista durante una rueda de prensa con homólogo portugués, Antonio Costa, de visita oficial en Grecia.

Tsipras añadió que espera la reacción de las instituciones europeas y del Alto Comisionado de la Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) a los incidentes del domingo.

Mientras, su Gobierno consiguió ayer evacuar con éxito a 360 refugiados de los 4.500 que acampan en el puerto ateniense del Pireo, que el Ejecutivo de Tsipras quiere dejar despejado antes del inicio de la temporada turística. Atenas esperaba haber logrado para anoche la reubicación de 800 personas en el centro de acogida de Skaramagá, próximo a la capital griega.

La suerte de los menores que se desplazan con el flujo de refugiados sigue siendo uno de los aspectos que más inquietan. Una respuesta parlamentaria del ministerio del Interior sostiene que el Ejecutivo de Berlín tiene registrados 5.835 casos de menores refugiados "desaparecidos" el pasado año en el país, originarios en su mayor parte de Afganistán, Siria, Eritrea, Marruecos y Argelia. Según el texto, de los 8.006 casos de menores refugiados no acompañados dados por desaparecidos, 2.171 reaparecieron.