Estaba por el centro de Bruselas, en compañía de sus padres estos días, cuando una amiga le avisó por móvil de que algo estaba pasando. "Nosotros queríamos ir al Museo Magritte, era nuestro plan en ese momento, pero llegamos y ya nos dijeron que estaba cerrado por alerta cuatro", cuenta Mariña Abella Otero, una joven de Malpica de Bergantiños, en Bruselas desde 2015 para perfeccionar idiomas tras licenciarse en Traducción e Interpretación.

Aparentemente por la calle no había demasiado problema pero a medida que pasaba la mañana la policía y los militares tomaron las principales plazas y monumentos. "Nos enteramos así del atentado en el aeropuerto y también en el metro, en una parada anterior a la del Parlamento, y también nos dijeron que había riesgo de que hubiese un segundo atentado, por eso nos fuimos", cuenta Mariña Abella, que estudia y trabaja en la capital belga.

La recomendación en un primer momento fue de no andar por la calle, de hecho, en la Estación Central estaban evacuando a todas las personas que estaban en el interior. "En principio sí que nos asustamos, bastante, además, yo tengo a mis padres aquí, que han venido a verme, y es una impotencia que pase esto de nuevo. Lo importante es que estamos todos bien", apunta Abella.