Los resultados de la segunda vuelta de los comicios regionales franceses se leían ayer plenamente en clave presidencial. El ultraderechista Frente Nacional (FN) no logró hacerse con ninguna región, pese a haber quedado en primer lugar en 6 de las 13 en la primera ronda, gracias a la estrategia socialista de pedir el voto para la derecha y a la alta participación. Pero un sondeo vaticinaba que Marine Le Pen pasaría a la segunda vuelta de las presidenciales, previstas para 2017, si se celebraran ahora, aunque perdería fuese cual fuese su rival.

En caso de que fuera el actual líder del partido los republicanos, Nicolas Sarkozy, Le Pen pasaría a la segunda vuelta con el 27% de los sufragios, frente al 21% del expresidente y el mismo porcentaje del actual jefe del Estado, François Hollande.

Si fuera el ex primer ministro Alain Juppé, este obtendría el 29% en la primera vuelta por el 27% de Le Pen y el 22% de Hollande. Pero en la segunda vuelta, la encuesta no da opciones de victoria a Le Pen. Juppé tendría el 71% de los sufragios, Sarkozy el 62% y Hollande el 60%.

Con todo, el ascenso de la ultraderecha francesa es incuestionable. El domingo superó su récord de votos en unas elecciones al obtener más de 6,8 millones de sufragios. El FN supera así su anterior récord, logrado en las presidenciales de 2012, cuando fue la tercera candidata más votada.

En el total nacional, los ultras de la familia Le Pen superaron el 28% de los votos, frente al 27,73% de la primera vuelta, cuando poco más de 6 millones de franceses se decantaron por candidaturas ultraderechistas.

Los republicanos de Sarkozy, aliado a los centristas, fueron los más votados, con 9,5 millones de votos, el 40% del total. Eso le permitió ganar 7 de las 13 regiones en juego. En las regionales de 2010 solo habían obtenido una.

Los candidatos socialistas del actual jefe del Estado, François Hollande, fusionados en algunas regiones con ecologistas y neocomunistas, consiguieron 6,7 millones de sufragios (29%) y superaron sus expectativas, manteniéndose en cinco regiones. Los nacionalistas moderados corsos arrebataron a la izquierda el Gobierno de la isla.