Es el único yihadista que consiguió escapar después de sembrar el terror en París el viernes por la noche, y su captura, además de necesaria para la seguridad de Francia, se ha convertido en una exigencia moral. Para dar caza a Salah Abdeslam, a quien se tiene por el octavo terrorista -los otros siete perecieron en la comisión de los atentados-, la Policía belga lanzó ayer una amplia operación en Molenbeek, un barrio de la periferia de Bruselas, mayoritariamente habitado por musulmanes, que ya fue objeto de "peinados" el sábado y el domingo. No hubo suerte.

Al otro lado de la frontera, la Policía francesa puso en marcha la noche del domingo un vasto operativo que dio mejores resultados. Al amparo del estado de emergencia decretado la misma noche de los ataques, que causaron 129 muertos y más de 400 heridos, 1.400 agentes desplegados por todo el país practicaron 168 registros en 19 departamentos, con el balance de 23 detenciones, arresto domiciliario para 104 personas e incautación de 31 armas, entre ellas varios fusiles de asalto AK-47 (kalashnikov) y un lanzamisiles portátil.

Asimismo, la Fiscalía gala ha podido identificar a dos terroristas más, con lo que ya se conoce el nombre de cinco de los siete yihadistas muertos el viernes. Cuatro tenían nacionalidad francesa y un quinto llegó al país con pasaporte sirio. Los cinco, igual que Salah Abdeslam, combatieron en las filas del Estado Islámico (EI) en Siria.

Además de Ibrahim Abdeslam -hermano de Salah-, Ismail Omar Mostefai y Bilal Hafdi, cuyos datos ya se facilitaron el domingo, fue identificado también Samy Amimour, de 28 años y vecino de Drancy, localidad de las afueras de París.

El segundo identificado ayer es el hombre que llegó a Francia con un pasaporte sirio a nombre de Ahmad al Mohammad, sellado en la isla griega de Leros el 3 de octubre, y cuyo paso fue registrado días después en Serbia y Croacia, donde se perdió su pista.

Ibrahim Abdeslam pereció al volarse por los aires en el bulevar Voltaire. Mostefai y Amimour murieron en el Bataclan, mientras que Hafdi y el suicida con pasaporte sirio hicieron estallar sus cinturones explosivos cerca del Estadio de Francia. Queda, pues, conocer los nombres de un suicida del Bataclan y otro del estadio.

Los dos coches usados por los terroristas, un Seat León y un Volkswagen Polo, ambos de color negro, fueron alquilados en Bélgica, respectivamente, por Ibrahim y Salah Abdeslam.

El presidente francés, François Hollande, aseguró ayer ante el Parlamento que los atentados fueron "planificados en Siria, organizados en Bélgica y perpetrados en nuestro suelo, con complicidades en Francia".

La pista belga de los ataques llevó ayer a la Policía de aquel país a peinar por tercera vez el barrio de Molenbeek, considerado un refugio de yihadistas y un importante centro de tráfico de armas. La pieza a cobrar era Salah Abdeslam, pero es un amigo suyo, al que ahora se sitúa en Siria, a quien las fuerzas de seguridad belgas consideran el autor intelectual de los atentados de la noche del viernes.

Se trata del marroquí Abdelhamid Abaaoud, de 28 años, que vivió unos años en Molenbeek. Su rastro desapareció en enero, cuando una célula de la que era cabecilla fue desmantelada en Verviers. Las investigaciones apuntan a que planificó la matanza desde Siria, donde estuvo en contacto directo con los suicidas, según varios medios belgas.

A Abaaoud también se lo relaciona con la planificación del ataque terrorista al semanario satírico "Charlie Hebdo" y el supermercado "kosher", en enero.

Entre tanto, la Fiscalía belga presentó ayer cargos por terrorismo contra dos de los siete detenidos entre el sábado y el domingo. Los otros cinco quedaron en libertad sin cargos, incluido Mohamed Abdeslam, hermano de Salah e Ibrahim.

Mohamed, empleado en el Ayuntamiento de Molenbeek desde hace diez años, dijo a los periodistas que no sabe dónde está su hermano. Y "con las tensiones actuales, no sabemos si se atreverá a entregarse a la justicia", admitió. "Somos una familia normal, nunca hubiéramos pensado que uno de nuestros hermanos podía estar relacionado con este atentado. Pensamos en las víctimas, en las familias de las víctimas".

La Policía federal belga no halló rastro de Salah Abdeslam en Molenbeek. Los equipos especiales de la Policía acordonaron durante varias horas una calle del barrio y registraron una vivienda. Las imágenes en directo de varios medios mostraron cómo un hombre subía a uno de los coches policiales, pero su identidad no ha trascendido.

Salah Abdeslam trabajaba para la Sociedad de Transportes Intercomunales de Bruselas (STIB) y, junto a sus hermanos, regentaba el bar "Les Beguines", que fue clausurado el pasado día 4 por tráfico de estupefacientes.

El autodenominado Estado Islámico amenazó con perpetrar nuevos atentados como los de París contra los países de la coalición internacional, en represalia por los bombardeos aéreos franceses sobre Al Raqa, su feudo en Siria, del domingo por la noche.

En concreto, la filial del grupo terrorista en la región iraquí de Kirkuk advirtió que atacarán Estados Unidos, Australia, Canadá y Bélgica, entre otros, si "persisten los bombardeos contra los musulmanes".