Las Fuerzas Armadas estadounidenses reconocieron a última hora del sábado el lanzamiento de un ataque aéreo "en las inmediaciones" del hospital de Médicos Sin Fronteras (MsF) en la ciudad afgana de Kunduz (norte) que fue bombardeado unas horas antes, causando la muerte a 22 personas, según un nuevo balance facilitado ayer por la ONG. Doce trabajadores de MsF y diez pacientes, incluyendo tres niños, murieron en el ataque.

El Pentágono sostiene que el bombardeo que lanzó "en las inmediaciones" del hospital estaba dirigido contra milicianos talibanes que estaban disparando directamente contra militares estadounidenses.

El hospital fue objeto de un ataque aéreo en torno a las 02.10 horas del sábado, a pesar de que MsF asegura haber enviado días antes las coordenadas GPS de la clínica tanto a la OTAN como al Ejército afgano. La ONG denuncia que el bombardeo continuó "durante 30 minutos después de que se informara a responsables militares de Kabul y Washington" de lo que estaba ocurriendo.

Joan Tubau, director general de MsF en España, definió el ataque como "una grave violación del derecho internacional humanitario". Y añadió que "bajo la clara presunción de que se ha cometido un crimen de guerra, MsF exige que un órgano internacional independiente lleve a cabo una investigación profunda y transparente del incidente", al considerar "insuficiente" la investigación anunciada por EE UU, que es "parte del conflicto".

El director insistió en la gravedad de lo sucedido, al reiterar que "el edificio principal del hospital, donde el personal médico cuidaba de los pacientes, fue alcanzado repetidamente y de forma muy precisa".