El compás de espera hasta la apertura, el próximo lunes, de la segunda ronda negociadora de la conferencia de paz para Siria (Ginebra II) se ha convertido en un hervidero de movimientos, muchos en la sombra, para intentar que su balance no sea tan desolador como el de la primera, cerrada sin ningún tipo de resultados el pasado viernes.

Rusia confirmó ayer que el régimen de Damasco acudirá a la ronda, despejando así las incertidumbres abiertas el pasado fin de semana por el mediador de la ONU y la Liga Árabe, Lajdar Brahimi. El ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, recibió además en Moscú a la cúpula del grupo opositor presente en Ginebra (CNFROS), que también ha confirmado su asistencia a la segunda ronda. El canciller ruso y los opositores examinaron escenarios de formación de un gobierno de transición.

Por su parte, nueve grupos opositores del interior (tolerados por el régimen de Damasco) pidieron asistir desde el lunes a la cita de Ginebra y aseguraron que si la primera ronda no arrojó resultados fue por su ausencia.

Mientras tanto, en Túnez, que la pasada semana aprobó entre aplausos internacionales su Constitución, al menos siete personas perdieron la vida en la capital en un enfrentamiento entre yihadistas y las fuerzas de seguridad. Los choques, en los que murieron seis milicianos y un agente de seguridad, estallaron el lunes por la tarde y duraron unas veinte horas, hasta ayer a mediodía.

Según confirmó el ministerio del Interior tunecino, entre los fallecidos figura Kamel Gadgadi, supuesto asesino del líder de izquierdas Chukri Bel Aid, cuyo fallecimiento en febrero del año pasado desató una profunda crisis política en el país. Entre los fallecidos también se encontrarían dos yihadistas a quienes las autoridades consideran responsables de la muerte de ocho miembros de la Guardia Nacional el pasado agosto en la provincia de Kaserín. Este extremo, sin embargo, no fue confirmado oficialmente.

El Gobierno tecnocrático del nuevo primer ministro, Mehdi Yuma, que recibió el voto de confianza del Parlamento la semana pasada, ha multiplicado las operaciones policiales y militares contra los yihadistas, combatidos con tibieza por el anterior Ejecutivo islamista.