"Irán protesta fuertemente ante la irresponsable e injustificada declaración del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, y de la Alta Comisionada de Derechos Humanos en relación a las afirmaciones del Presidente", aseguró el embajador iraní ante la Conferencia, Ali Reza Moaiyeri, que hizo uso del derecho a la réplica.

Ahmadineyad, denunció el lunes el "racismo" de Israel y la complicidad de EEUU y algunos gobiernos occidentales en la política israelí contra los palestinos, y denunció la "política represiva" y la "brutalidad" de los hebreos contra los palestinos.

Dos horas después de la alocución del dirigente iraní, el responsable de la ONU emitió una declaración, en la que sostuvo que esa intervención iba en contra de lo que busca la Conferencia, cuyo objetivo es relanzar un plan de acción internacional para combatir el racismo, la xenofobia y otras formas de intolerancia.

Para Ban, el discurso del presidente de Irán hizo "significativamente más difícil encontrar soluciones constructivas al problema real del racismo".

"En el discurso del presidente de Irán no hubo ninguna acusación, ni ninguna incitación, como irresponsablemente alegó el secretario general", afirmó hoy Moaiyeri.

Asimismo, el embajador iraní criticó al ministro de Asuntos Exteriores de Noruega y a los representantes de Argentina, Suecia, Reino Unido, Francia y Austria, por sus comentarios sobre el discurso de Ahmadineyad.

En relación a todas las críticas, Moaiyeri aseguró que Irán "rechaza con toda la fuerza esas declaraciones irrelevantes y las considera totalmente inaceptables y fuera de contexto".

El embajador iraní también aprovechó su derecho a réplica para criticar "la visión estrecha que algunos tienen de la libertad de expresión, en aras de ocultar realidades desagradables que ocurren particularmente contra musulmanes en una parte del mundo o contra sus creencias en muchas otra partes".

El documento oficial de la Conferencia fue aprobado ayer por consenso y sin modificaciones, por lo que no incluye ninguna referencia a Israel, ni a los territorios ocupados, pero sí al Holocausto y a la necesidad de no olvidarlo.

La Conferencia está siendo boicoteada por Israel, Estados Unidos, Italia, Australia, Canadá, Nueva Zelanda, Polonia, Alemania, Holanda y República Checa.