Todo está ya preparado para el evento, que comenzará a las 13.00 hora local (21.00 GMT) en las cercanías del estadio de béisbol de la ciudad.

Unos 80 relevistas portarán la antorcha olímpica en un trayecto de unos 10 kilómetros a lo largo de una gran avenida paralela a la bahía de San Francisco hasta el conocido como "Muelle del Pescador", una de las principales atracciones turísticas de la ciudad.

Pero los atletas no correrán solos, pues literalmente a su lado estarán 700 oficiales de seguridad, incluidos miembros de la policía federal (FBI).

Según la prensa local, el ayuntamiento protegerá a los relevistas con tres líneas de agentes: un primer grupo correrá junto a ellos, otro circulará a su alrededor en bicicleta y un tercero irá en motocicletas Harley-Davinson directamente entre ellos y el público.

Además, miembros de la policía seguirán el recorrido desde barcos en la bahía para, en caso de que haya problemas, hacerse con la antorcha, afirma la edición por internet del diario San Francisco Chronicle, que cita fuentes del ayuntamiento.

Para completar la protección por tierra, mar y aire, la Administración Federal de Aviación restringirá los vuelos sobre el espacio aéreo de la mayor parte de la ciudad.

El recorrido, más corto que los de París y Londres, ha sido elegido cuidadosamente para poder garantizar la seguridad de corredores, público y manifestantes, pero podría modificarse en cualquier momento, incluso una vez comenzada la carrera.

Según la prensa local, quedaron descartados por falta de seguridad otros trayectos que habrían sido mucho más vistosos, como el paso por el puente Golden Gate o, incluso, un paseo de la antorcha en los tradicionales tranvías de la ciudad.

Las autoridades municipales se conforman con que no se repitan los disturbios de Londres o París y saben que el futuro del resto del recorrido mundial de la llama olímpica depende en parte de cómo transcurra hoy la jornada en San Francisco.

Los organizadores confían también en que el tradicional espíritu pacifista de la ciudad ayude a evitar protestas violentas.

Ayer, martes, varias organizaciones de defensa de los derechos humanos instaron a los manifestantes a mantener hoy la calma y no interrumpir el paso de la antorcha, ya que podría ser contraproducente.

En una vigilia de apoyo al Tíbet celebrada anoche en San Francisco y que contó con miles de asistentes, el actor y activista estadounidense Richard Gere leyó un fragmento de una carta del Dalai Lama en la que pedía a los tibetanos acciones pacíficas.

Los tibetanos "no deberían involucrarse en ninguna acción que pudiera interpretarse incluso remotamente como violenta", decía la misiva. "Lograremos el éxito a través de un camino no violento".

En el acto participó también el Premio Nobel de la Paz Desmond Tutu, que pidió a los líderes mundiales como el presidente de EEUU, George W. Bush, que "por Dios, no asistan a los Juegos de Pekín".

La portavoz de la Coalición por los Derechos de Darfur en San Francisco, Martina Knee, dijo a la prensa local que "más de 1.000 personas" de esta agrupación se desplazarán a la ciudad, pero que planean "ser cien por cien pacíficos, respetuosos y no violentos".

De momento, los manifestantes han demostrado más originalidad y buena forma física que tendencias violentas.

El lunes, tres miembros del grupo "Estudiantes por un Tíbet libre" se encaramaron decenas de metros a una de las torres del Golden Gate y desplegaron dos pancartas con los lemas "Un Mundo, un sueño. Libertad para Tíbet" y "Libertad para Tíbet".

Los manifestantes permanecieron casi tres horas en lo alto del Golden Gate y la policía tuvo que cortar uno de los carriles del puente mientras trataba de bajar a los escaladores y retirar las pancartas.