Tres días después de las horas más trágicas de Chandebrito, parroquia de la parte alta de Nigrán en la que dos señoras murieron tratando de escapar de las llamas, los vecinos intentan volver a la normalidad. Pero no es fácil. "El susto no me lo quito; despierto por la noche, no consigo dormir más de tres horas", relata Inés Domínguez, una de las cerca de 100 personas a las que el fuego acorraló durante horas. En ese tiempo lucharon por salvar sus vidas y sus casas codo con codo con una decena de agentes de la Policía Nacional.