La musa del existencialismo del barrio parisiense de Saint-Germain-des-Prés, donde trabó amistad con los escritores Jean-Paul Sartre, Boris Vian o Françoise Sagan, y se convirtió en sincera luchadora por la libertad, no oculta estos días su "sorpresa" por estar aún viva y asegura "no darse cuenta de que tiene 80 años".

Con una sobria puesta en escena, Gréco ofrece cuatro conciertos en el Chatelet, acompañada por su marido, el pianista Gérard Jouannest, y un acordeonista, con los que interpreta varios temas de su último disco, editado el pasado mes de diciembre.

La artista es conocida y apreciada en Francia tanto por sus canciones como por su compromiso político, que le llevó a la cárcel en 1943 -cuando contaba solo 16 años-, después de que su madre y su hermana fueran detenidas y deportadas por su participación en la Resistencia contra los invasores nazis.

Buena prueba de ese compromiso fue el incidente vivido en 1981, en Chile cuando el país andino vivía bajo la dictadura del general Pinochet.

A las autoridades chilenas les pilló de sorpresa la actuación de Gréco aquel año durante una gala en un teatro de Santiago, en la que la artista francesa interpretó únicamente canciones prohibidas por el régimen, lo cual determinó que fuera conducida directamente el aeropuerto al término del concierto.