Y es que, como consecuencia de la oleada de incendios registrada el pasado verano, la superficie de monte de Río Ulla que está abierta a la caza se ha reducido notablemente. A las 1.600 hectáreas ya vedadas, se añadieron otras muchas en la zona de O Chedón (arrasadas en agosto) y la zona de entrenamiento del monte de Penerada y Vea. Suman más de 3.000 hectáreas en un coto de 15.000. Según el colectivo, la superficie restante resulta insuficiente para sus 300 cazadores.