Observa con cariño los paisajes gallegos y los plasma en el lienzo logrando recrear, a la vez, la atmósfera de cada lugar. Carnot nació en Cuba, pero a los 9 años sus padres regresaron con él a su Coruña natal. Desde niño se recuerda pintando y esa afición se convirtió después en su profesión. Así, trabajó en decoración, publicidad, realizó decorados e, incluso, algunos escaparates. Actualmente, Carnot se dedica en cuerpo y alma a la pintura. La sala II del Centro Social Caixanova de Vigo acoge hasta el 2 de octubre una muestra con su obra más reciente, en la que destacan acuarelas de hermosos rincones de Vigo y Santiago y marinas, así como bodegones y desnudos.

- ¿Cómo fueron sus primeros pasos en el mundo de la pintura?

- Realmente empecé a dibujar por intuición. No había nadie en mi familia que se dedicase a esto, pero a mí me entusiasmaba desde muy pequeño. Sin embargo, siempre me suspendían en dibujo porque las clases me aburrían... al final aprobaba en septiembre, porque no tenía ninguna dificultad.

- ¿Qué le atrae de la acuarela, una técnica poco valorada por otros artistas?

- La acuarela es apasionante por su espontaneidad. Muchas veces incluso me domina. Esta forma rápida de trabajo me obliga a romper muchos trabajos y volver a empezar, pero todo merece la pena. También trabajo con tinta china aguada, que ofrece un resultado muy especial, aunque hay que tener mucho tiento con ella.

- ¿Cuál es su método de trabajo?

- Me gusta pintar siempre del natural, ya que la fotografía distorsiona la imagen. A veces cambio algunos detalles para mejorar la escena, pero el paisaje gallego es bellísimo por sí mismo. No sigo normas determinadas para trabajar; algunas veces busco nuevos paisajes, nuevas perspectivas, otras me los encuentro por casualidad. La ocasión puede surgir en cualquier momento y muchas veces me pongo a dibujar incluso en la servilleta de una cafetería.

- ¿Qué es lo que más le atrae del paisaje gallego?

- La luz del atardecer, que ofrece unos reflejos preciosos. Galicia, con sus calles húmedas, las medias brumas y las nieblas, ofrece una imagen extraordinaria para cualquier pintor.

- También dedica algunas de sus obras a la figura humana.

- El desnudo femenino es muy bello y tengo la suerte de poder pintarlo del natural. Y disfruto también con los bodegones, con los que se pueden realizar composiciones muy interesantes.