La doble auditoría realizada por la Dirección General de Salud y Seguridad Alimentaria (DG Sante) a la industria de transformación pesquera española sobre los túnidos parece haber dado resultado. Las alertas emitidas a través de este departamento de la Comisión ( Food and Feed Safety Alerts, RASFF) han caído a la mitad en lo que va de año en comparación con el mismo periodo de 2017, según datos oficiales. Hace ahora un año Bruselas decidió examinar in situ al sector en España tras haber detectado malas prácticas en la venta atún congelado en salmuera, que solo puede destinarse al consumo humano directo si se congela como mínimo a -18 grados y se preserva la temperatura durante la cadena de valor. Si la congelación es a menos temperatura, deberá destinarse a conserva. Entre el 1 de enero y este jueves la DG Sante emitió nueve alertas, la mitad que hace un año. Ninguna por histamina.

El pasado año el mismo departamento comunitario había notificado hasta junio más de una decena de alertas por histaminosis en atunes, que es un compuesto que está presente en muchos alimentos de forma natural, pero que en elevadas dosis puede provocar una intoxicación. La bacteria se multiplica en el pescado solo "si no se controlan el tiempo y la temperatura". "Su rápida multiplicación se puede prevenir enfriando el pescado rápidamente y manteniéndolo frío o congelado hasta su consumo". Por eso en la industria achacan los altos niveles de histaminosis a "prácticas de riesgo" en la congelación, la preservación de la cadena de frío o en puntos de venta. De acuerdo a la DG Sante no se ha producido ninguna alerta por riesgo de histaminosis en el presente curso, lo que implica una reducción del 100%. Las que se han emitido se corresponden con "deterioro y baja temperatura"; todas fueron catalogadas como not serious (no grave).

Hubo dos fases en la auditoría de Bruselas (primero en junio y después en octubre), y las alertas ya cayeron de forma abrupta después de la segunda de ellas. Tras el doble test Bruselas ordenó a España que ejecute una auditoría de toda la flota atunera y a redactar de urgencia un plan de actuación vinculante, como anticipó FARO. Este plan está actualmente en fase de ejecución. Cuando el pescado se sube a bordo se introduce en cubas con una solución de salmuera sódica enfriada previamente a -18 mínimo, que se retira una vez llena la cuba, y tras lo cual se mantiene en régimen de seco por debajo de los 20 grados bajo cero. Hay flota, principalmente artesanal y de terceros países, con una edad media de 40 años sin capacidad para estas temperaturas de congelación. Sus capturas deberían destinarse únicamente a conserva, pero la venta de atún para consumo humano directo sin pasar por la lata es más rentable, lo que ha alentado a algunos operadores a tratar de esquivar la ley.