El patrón mayor de la cofradía de pescadores de Redondela, Clemente Bastos, vigiló la noche del lunes para el martes el arenal de Cesantes con la intención de acabar con los furtivos que llevaban más de un mes saqueando la almeja de la zona. "El domingo por la noche me avisaron de que estaban trabajando en la playa y por eso montamos un dispositivo con la policía para cazarlos", explica. Fruto de la movilización del pósito y el trabajo de las autoridades, cuatro individuos fueron interceptados y detenidos por la policía cuando, "en tan solo media hora", tenían casi 50 kilos de la especie en dos capachos. Tras ser llevados a la comisaría de López Mora para su identificación, fueron puestos en libertad.

Los agentes de la Policía Local, la Policía Nacional y la Policía Autonómica acudieron tras la llamada de Bastos. "Un miembro de la cofradía, dos vigilantes de seguridad y yo salimos por la noche para ver si los sorprendíamos. Al ver los coches llamamos a la policía", relata el patrón mayor. En aquel momento se encontraron a cuatro hombres trabajando en la playa de la Punta y a una mujer, en la costa, que según Bastos ejercía de "vigilante". "A nosotros no nos sonaban de la zona, pero lo que está claro es que son profesionales", explica.

Y es que en muy poco tiempo, los furtivos ya habían llenado dos capachos y probablemente poco más les quedaba para irse sin ser descubiertos. Algo que según el redondelano no es la primera vez que ocurre. "Yo ya llevo un mes detrás de ellos, desde que tras un viaje a Madrid me encontré una parte de la playa esquilmada", recuerda. En aquella ocasión, sorprendió a dos hombres que tan solo se rieron de él tras sus advertencias, como explicó a FARO a principios de mes. Una "sensación de importancia" que ahora se ha contrarrestado.

En aquel momento, el patrón mayor se sentía "indefenso" y clamaba contra la inacción de las autoridades. Ayer, por contra, felicitó "la actuación de los agentes". Dos de los hombres fueron trasladados por las Policía Local del municipio y otros dos por la Nacional.

El daño

Sin embargo, después de la actuación policial ha quedado el daño. Desde el pósito calculan que han podido perder unos 2.000 kilos de la especie, con un valor aproximado de unos 29.000 euros (según el precio medio en la lonja redondelana en lo que va de año de las cuatro especies principales). Según Bastos los furtivos llegaban a trabajar hasta "varios días a la semana" y se "llevaban todo lo que encontraban. De hecho, la semana pasada también avistaron a otros dos hombres en el arenal, pero en aquella ocasión lograron escapar sin que pudiera dar tiempo ni a avisar a las autoridades.

Además de los casi 50 kilos incautados, con un valor aproximado de unos 730 euros, los agentes también se hicieron con los aparejos que llevaban los individuos para recoger y transportar la almeja. Entre ellos se encuentran los dos capachos y los dos angazos, el arte de pesca de un mango largo con un travesaño de púas de hierro encorvadas en un extremo para recolectar almejas arrastrando en el fondo arenoso. "Además estaban modificados: tenían las púas más juntas para llevarse todo por delante, además de que se podían recoger rápido y guardar en el coche para escapar", comenta Clemente Bastos.