La Secretaría General de Pesca cerró tan la pesquería de xarda (o caballa) para los barcos de artes menores de la provincia de Pontevedra. Las cerca de 40 embarcaciones han tenido que regresar del Cantábrico tras haber pescado tan solo cinco días en el mejor de los casos, lo que supone cuantiosas pérdidas para los armadores de esta flota que realiza pesca dirigida.

La campaña se inició el pasado día 27 para esta flota y el cierre, de carácter provisional y precautorio, llegó ayer. En concreto, se hace efectivo desde la medianoche de hoy para los "buques con pabellón español pertenecientes a los censos de otras artes distintas al arrastre y cerco" pero, matiza Pesca, "con puerto base en Pontevedra".

Con inversiones de entre 2.000 y 3.000 euros para desplazarse hasta el norte (incluyendo combustible, comida, alojamiento en algunos casos para las tripulaciones....), los armadores regresan con la impotencia de saber que podrían haber pescado más de haber un acuerdo entre las federaciones provinciales de cofradías en Galicia. "No se preocupan de los que están lejos de sus casas", se quejaba ayer uno de los armadores, de O Grove, que también censuraba que no se avisara ni con 24 horas de antelación teniendo en cuenta lo lejos que se encuentran de su hogar.

Con poco más de 572.000 kilos de cuota, Pontevedra es la provincia gallega con el mayor número de barcos de este tipo pero la menor cuota. De las 12.003 toneladas de cuota para todo el Cantábrico Noroeste, la provincia tiene menos del 5%, mientras que Lugo cuenta con el 5,8% de la cuota (696.177 kilos) y A Coruña con 6,9% (828.211 kilos).

Hasta la fecha la flota gallega gestionaba y repartía de forma conjunta la cuota asignada a la comunidad para la flota de artes menores. Sin embargo, este año Lugo decidió ir por su cuenta y posteriormente A Coruña hizo lo propio.

Con un tope de 2.000 kilos por tripulante a la semana, los armadores ya alertaban a finales de la pasada semana que probablemente estaban agotando la escueta cuota. Sin embargo, aseguraban estar viviendo buenos días de pesca y estimaban que restarían "unos tres días más de trabajo". Finalmente no fue así.