La labor principal del helicóptero Pesca 1 y de sus integrantes es estar al quite en cuanto se produzca un accidente de índole marítima. En ese momento, recogen todo lo necesario de su hangar en el aeropuerto de Peinador y salen lo más rápido posible hacia el lugar de los hechos. Sin embargo, hay unos días señalados cada mes en los que sus misiones cambian completamente. Los adiestramientos y las largas horas de espera en turnos de 12 horas -durante unos 15 días al mes, 2.000 horas al año- se quedan de lado para dejar sitio a una labor de inspección y vigilancia pesquera. Un ojo que sobrevuela las rías gallegas de Fisterra al sur y que todo lo ve.

La última de estas misiones que se salen del guión tuvo lugar el pasado viernes. En este caso, el inspector de la Xunta Fernando Berride se encargó de controlar el largado de nasas de nécora, por si alguno de los pescadores lo hace "fuera de hora". "Tienen que hacerlo como máximo dos horas antes del ocaso", informa antes de partir. Junto a él, además de FARO, viajan los miembros de Gardacostas de Galicia Ivanchu Martínez y Aitor P. Vales. A los mandos, en la parte frontal del aparato, están el italiano Francesco Biolchini y el moañés Marcos Ogando.

Tras despegar de Vigo, el helicóptero se dirige hacía la ría de Arousa. Allí comienza hoy la labor y la Illa es el primer destino. Llegado al lugar, y a través de los cascos, el piloto alerta de la existencia de boyas que, bajo el agua, esconden las nasas. "Vamos a sacarles unas fotos", indica Berride. En ese momento, de la parte trasera del helicóptero, Vales saca una cámara mientras Martínez abre la puerta del Pesca 1. Desde allí fotografían las boyas para identificar a su dueño. Berride toma nota de todo, incluida la posición, cantada por Biolchini. "En tierra comprobaremos quien es el dueño. Luego las multas ya dependerán de la circunstancia de cada uno. Nosotros solo describimos hechos", explica el inspector.

Con la intención de localizar otros posibles infractores, la aeronave sobrevuela la ría de Pontevedra y se dirige a Bueu. Por el camino encuentran algunas embarcaciones a las que el helicóptero se acerca lo suficiente para hacerse con el folio. "Luego vemos si tienen permiso para pescar según el tipo de arte que tienen registrado ahora", comenta el inspector.

Con una autonomía máxima de 3.45 horas -"Si se dan unas condiciones óptimas", indica Ogando-, el Pesca 1 se convierte en una superficie privilegiada desde la que controlar todo lo que tiene que ver con la pesca. Dependiente de la Consellería do Mar, el helicóptero controla también a los arrastreros de litoral que están en la línea de 100 metros -desde la costa- y otro tipo de embarcaciones. Una labor que choca con las de salvamento que realizan habitualmente pero qué, sin embargo, se convierte en indispensable para que Galicia, al igual que España, lidere la lucha contra la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (INDNR, o IUU en inglés).