Ni de dinero ni de posibilidades de pesca. Ninguna de las dos cuestiones, fundamentales en cualquier acuerdo pesquero, fueron objeto aún de discusión en la primera ronda de contacto formal celebrado, después de algún aplazamiento, los pasados lunes y martes en París entre los negociadores de la Unión Europea y Mauritania para renovar el pacto pesquero que permita faenar en esas aguas africanas a la flota comunitaria. Y, para el sector cefalopodero -gallego-, excluido del actual pacto, adquiere una importancia crucial la renovación si, como ansía, la UE cumple con su compromiso de defender posibilidades de pesca de pulpo y logra convencer a Mauritania por la vía de una campaña que valore tanto los recursos como un nuevo modelo de gestión.

Según fuentes del sector consultadas por este diario los dos días de reunión en París esta semana sirvieron para poco más que poner en evidencia las discrepancias entre ambas partes sobre la vigencia del actual convenio. Y es que Mauritania insiste en que el acuerdo vence el próximo mes de julio por lo que, de no renovarse, la flota comunitaria tendría que dejar de operar en aguas mauritanas ya el próximo día 1 de agosto. Por su parte, la delegación comunitaria entiende que el vencimiento del acuerdo -suscrito por dos años en julio de 2012- no se producirá hasta el próximo diciembre, porque fue en ese mes de 2012 cuando fue ratificado definitivamente por las instancias comunitarias.

A tal discusión se sumaron otras diferencias en la negociación, como las referidas al embarque de tripulantes locales, según las fuentes consultadas, que señalan que "como siempre ocurre, los mauritanos en su postura pidiendo la luna y los europeos tratando de lograr un convenio más racional que el actual, que es un auténtico sinsentido y fruto de una mala negociación".

La lentitud en las negociaciones es habitual y, como en ocasiones anteriores, se da por hecho que ocupará aún varias rondas de negociación. La segunda, de hecho, ya está fijada y se producirá a finales de mes en la capital mauritana, Nuakchott.

En la postura de los negociadores comunitarios pesa, según algunas fuentes trasladaron a este diario, la necesidad de la CE de "justificar ante el Tribunal de Cuentas comunitario el gasto de 70 millones al año por un convenio de pesca que está infrautilizado, porque se están aprovechando solo el 50% de las posibilidades de pesca".

La actual negociación se produce en un clima de cierta provisionalidad en el contexto de las próximas elecciones al Parlamento Europeo y la probable salida de Maria Damanaki de la Comisaría de Pesca tras la renovación del Ejecutivo comunitario.