La mayor parte de las bateas de mejillón de Galicia siguen cerradas a causa de la presencia de biotoxinas marinas. Pero la situación tiende a mejorar, las células tóxicas se reducen -aunque muy lentamente- y el buen tiempo reinante tras el temporal permite recuperar la actividad extractiva en los pocos polígonos abiertos.

Esto ha permitido que ayer se viviera una frenética actividad en muelles como los de Arousa, donde se cargaron decenas de camiones de molusco con destino al mercado de fresco, es decir, a empresas depuradoras de España, Francia e Italia.

Es solo un primer paso, y no hay garantías de que la extracción y el abastecimiento de los clientes tenga continuidad, por eso los cocederos y conserveras siguen parados, a la espera de que la situación mejore de una manera mucho más evidente.

Será cuando abran la mayoría de los polígonos y la disponibilidad de producto esté plenamente garantizada a medio plazo cuando las industrias se decidan a recuperar la campaña de transformación interrumpida a principios de mes.

Así pues, la actividad ahora, aunque intensa después del parón y centrada en el mercado de fresco, aún debe intensificarse mucho más en próximas semanas, a medida que las biotoxinas sigan desapareciendo.

Hasta que llegue ese momento -que el sector espera ansioso- hay que quedarse con imágenes positivas como las vistas ayer en los muelles, donde de nuevo se cargaron camiones e incluso se reenviaron a los clientes franceses e italianos buena parte de los sacos que hace casi cuatro semanas tuvieron que regresar a puerto para ser reparcados, es decir, para volver a ser colgados de las bateas.

Hay que recordar al lector que cuando se detectó el repentino, virulento e incluso histórico episodio tóxico actual, se había mandado al mercado mucho mejillón durante las 24 horas previas a los cierres de las bateas. Por este motivo ese producto tuvo que ser devuelto al mar, y como se explicó entonces los camiones dieron media vuelta -algunos desde Francia e Italia- para hacer que grandes cantidades de producto fuera colgado de nuevo en los viveros flotantes, a la espera de su depuración de manera natural.

Esa eliminación de las biotoxinas se ha producido ya en polígonos como los Vilagarcía A y Vilagarcía B2, que suman prácticamente medio millar de bateas y son, precisamente, los que ayer registraron la intensa actividad extractiva.