Han pasado ya más de seis meses desde que, en abril y en paralelo con las restricciones aplicadas a los sectores cárnico y lácteo españoles, las autoridades de la Unión Aduanera -Rusia, Bielorrusia y Kazajstán- decidieran cerrar sus fronteras a todas las exportaciones pesqueras españolas y "todo sigue igual", para "desesperación" del sector afectado. En total, son más de dos centenares de empresas en su mayoría gallegas -frigoríficas, conserveras, comercializadoras o transformadoras- y barcos, que permanecen sin poder introducir su mercancía en aquellos países. Solo una empresa, Frinova, del grupo Pescanova, mantiene en vigor su permiso de exportación según figura en la "dolorosa" lista pública accesible en el servicio veterinario oficial ruso, donde un total de 214 empresas pesqueras españolas mantienen desde abril la etiqueta de "restricción temporal" a las exportaciones y ello después de que incluso la decena que en abril aún conservaba tal permiso perdiera en junio también tal capacidad exportadora, a la espera de verificaciones sanitarias por parte de las autoridades rusas.

Según datos oficiales aportados por la flota viguesa agrupada en Arvi, el veto ruso ha influido de forma decisiva en que en solo dos años las exportaciones pesqueras españolas a los territorios de la Unión Aduanera rusa se hayan desplomado un 67% -contabilizando del 1 de enero al 24 de septiembre-, al pasar de las 15.709 toneladas enviadas a aquellos mercados en el mencionado período en 2011, a las poco más de 5.000 contabilizadas este año, obviamente de enero a abril. En 2011, Rusia era el principal mercado no comunitario de las pesqueras españolas, que allí enviaban casi el 18% de sus exportaciones, y ahora ocupa ya el sexto puesto entre los países que exigen certificados sanitarios.

Es por ello que el sector pesquero afectado se ha unido para intensificar su presión ante las autoridades españolas y gallegas en demanda de soluciones. Si las reuniones con las autoridades estatales se han sucedido en busca de una reapertura del mercado ruso que solo depende de la voluntad de aquel país de validar y comprobar "in situ" el cumplimiento de su normativa sanitaria, hace unos días las asociaciones representativas del sector -Cooperativa de Armadores de Vigo (Arvi), Cepesca, Conxemar o Anfaco- han enviado una carta al presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, "pidiéndole que nos arrope" para que se intensifique la vía diplomática que permita desbloquear la situación, cuya única solución es que la Unión Aduanera valide y compruebe la adaptación de los establecimientos españoles -incluidos los barcos- a su normativa sanitaria. Así lo señala José Antonio Suárez-Llanos, gerente adjunto de la Cooperativa de Armadores de Vigo( Arvi). "La situación es grave y hay mucha preocupación. Hemos argumentado la importancia de mantener el comercio exterior, que es el que logra equilibrar la complicada situación actual, con el mercado interno retraído", asegura José Antonio Suárez-Llanos, quien precisa que "nosotros hemos cumplido con lo que se nos pedía, tenemos los protocolos que se exigen y es urgente que esta situación se resuelva porque, además, las empresas están perdiendo cuota de mercado".

Así, indicó que aunque "las empresas buscan mercados alternativos, como Israel o Ucrania, pero la situación no es fácil porque han caído los precios y nos enfrentamos a un problema complicado." Finalmente, Suárez-Llanos, precisó que de las especies que hasta ahora encontraban mercado en Rusia destaca, sobre todo, el marujito, una especie capturada en el Atlántico Sur y descartada por carecer de valor comercial hasta que la propia flota viguesa se propuso y logró dárselo.