En la hipótesis "más optimista", la nueva directiva europea sobre los descartes (capturas accidentales que vienen en las redes y que ahora no se podrán devolver al mar) obligará a la flota gallega de Gran Sol a permanecer amarrada a puerto durante 218 días anuales, según un estudio elaborado por la Cooperativa de Armadores de Vigo (Arvi) basada en datos estadísticos de años previos. Teniendo en cuenta una media de 300 días en el mar por cada ejercicio, la nueva Política Pesquera Común (PPC) -que incluye la prohibición de los descartes- forzaría al amarre de la flota durante cinco o seis meses. Una situación que el sector tacha de "insostenible" y que provocaría "miles" de despidos en una comunidad especialmente dependiente de la pesca como es Galicia.

El gerente adjunto de Arvi, José Antonio Suárez Llanos, incide en que el estudio es "teórico", una "hipótesis de trabajo", pero reconoce que "incluso podemos habernos quedado cortos". La conclusión de los armadores vigueses, los más activos a la hora replicar los argumentos de la Comisión Europea en materia de descartes o Rendimiento Máximo Sostenible (RMS), es que la flota española dejaría de faenar 8.180 toneladas de pescado en las tres únicas especies para las que tiene cuota teniendo en cuenta que no podrán arrojar al mar ningún ejemplar.

Pérdida de cuota

¿Y cómo? El informe se basa en las zonas de pesca situadas al oeste de Escocia, oeste y suroeste de Irlanda. Las flotas que participan en esta pesquería son de cuatro países: Francia, Reino Unido, Irlanda y España. El hecho es que la flota española -principalmente gallega- tiene siete especies prohibidas que, irremediablemente, entran en los aparejos. "Se dice que España descarta mucho más (arroja especies al mar una vez capturadas) pero es que no tenemos cuota para llevarlas a puerto", ahonda Suárez Llanos. Por eso el eglefino, carbonero, merlán, solla, bacalao, lenguado y ochavo que se captura accidentalmente (descartes) se devolvían al mar.

Pero la situación ha cambiado. La Política Pesquera Común (PPC) establece la práctica prohibición de los descartes, de modo que no se podrán arrojar al mar más que una media del 7% del pescado que se captura de manera accidental. De acuerdo con el estudio elaborado por Arvi, la flota gallega posee 16.035 toneladas de cuota para especies principales demersales (especies que están más al fondo del mar): la merluza, el gallo y el rape. Eso sí, en el último caso son apenas 1.325 toneladas, por las casi 20.500 toneladas que pueden faenar los buques franceses. En esta situación, los barcos españoles tendrían que descontar 8.180 toneladas por los descartes. El resultado, que de más de 16.000 toneladas solo podrían capturar 7.855 (en este escenario hipotético).

"No hay una red que posibilite hacer una selección natural, ni la va a haber", sentencia Suárez Llanos. "Tenemos menos cuota y tendremos que descartar más. Es un círculo vicioso".