La batea es uno de los productos más autóctonos de Galicia, aunque solo hace unas cinco décadas que comenzaron a caracterizar el paisaje de las rías. Los incendios y las plagas o el cambio en la forma de gestionar el monte de eucalipto, la materia prima de la que se nutren los polígonos bateeiros, hacen, según Alberto Serrano, responsable de la división de acuicultura de Tepsa, que cada vez sea más complicado acceder a madera de calidad a un precio razonable.

La alternativa que propone su empresa, perteneciente al Grupo Industrial Plásticos Ferro, es construir las plataformas con el mismo material que ya utiliza su compañía para distribuir el pescado en las lonjas del país, el polietileno. Esta materia prima, que facilita la división química de Repsol, debería considerarse el "jamón ibérico de los plásticos" por su calidad, o al menos eso defendió ayer Serrano al destacar que se trata de un compuesto "inerte" y "no tóxico", lo que considera un extra que garantiza la calidad alimentaria.

Pero solo es una de las "ventajas" que ayer quisieron mostrar Tepsa y Repsol a bateeiros de las Rías Baixas en una presentación en O Freixo (Outes) a la que asistió la alcaldesa de Muros, Caridad González, quien espera que las bateas de plástico "sean en el futuro un arma de trabajo", Esteban Gimeno, director de U.N Poliolefinas de Repsol, que resaltó la "resistencia" y la "flexibilidad" del material, y el presidente y consejero delegado de Ferro y Tepsa, José Marcial Doctor. Este último resaltó que la batea "necesita alternativas que le den sostenibilidad, futuro y funcionalidad".

Para ello su empresa ha creado una línea de productos, Flotar, en la que se engloban las bateas -aunque también fabrican long lines, del que tienen un ejemplo en uso en Lorbé (Sada)- presentadas ayer. Entre sus ventajas, Serrano subrayó que, aparte de contar con las dimensiones de una batea tradicional y facilitar un sistema de trabajo similar, son ligeras, su montaje es rápido y sencillo -como un "mecano", apuntó José Marcial Doctor- o que otorgan una mayor seguridad en el trabajo por sus superficies antideslizantes. La vida útil del polietileno es superior a 30 años, más que la de la madera, apuntó, y aparte de ser reciclable, no necesita tratamientos especiales, su coste es "competitivo" y permite aprovechar las ayudas europeas para optimizar los métodos de producción.

Por otra parte, Serrano enfatizó que "mejoran el rendimiento del cultivo", ya que la flexibilidad de la estructura "reduce en un 80% el desprendimiento del mejillón con el mal tiempo" y la diferencia de altura entre carga y descarga es muy pequeña, por lo que no necesita pesos cuando se vacía.

En Galicia existen unas 3.200 bateas, señaló, y su renovación, antes de la crisis, era de un diez por ciento anual, aunque ahora se redujo. Eso supondría 320 bateas nuevas por año, y por ahí, reconoció, quieren empezar, ofreciendo un precio similar al de "una buena batea de madera". De momento, tres prototipos están operativos en las rías gallegas. En O Freixo, dos, que mostraron ayer a los bateeiros, fueron encargados por la Cofradía de San Bartolomé de Noia y están destinados al engorde de almeja, ostra y berberecho. La tercera está fondeada en Combarro y se trata de un prototipo especial ya que el plástico solo se usa para "dar rigidez" a la estructura y no para aportar flotabilidad. La presentada ayer es la cuarta generación de bateas, pensada para el mejillón, que incorpora las mejoras derivadas de la "experiencia con las anteriores".