Tailandia, líder mundial de producción de conservas de atún, destrás de España, es un país "altamente competitivo" para las conservas de pescados y mariscos y, por tanto, "no necesita preferencias arancelarias para su exportación al mercado de la Unión Europea". Tal es la premisa que, tras un exhaustivo análisis de datos económicos, acceso a materias primas e incluso convenios internacionales en materia laboral o sanitaria, se repite como una letanía en el informe elaborado por la patronal conservera española Anfaco Cecopesca para argumentar su firme oposición a que la próxima negociación del acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea con el gigante atunero asiático incluya precisamente a las conservas de atún. Es decir, una treintena de páginas de razones para exigir que no se exima de aranceles ni de ventajas competitivas a una producción que, de lograr su liberalización para acceder al mercado comunitario, pondría en grave riesgo de extinción a la industria conservera comunitaria, en la que España representa dos tercios y que lidera Galicia.

En tal informe, al que ha tenido acceso este diario y que Anfaco ha entregado ya al presidente de la Xunta y al ministro de Agricultura y que difundirá entre todos los eurodiputados y autoridades comunitarias, se señala que Tailandia, ha incrementado un 15% entre los años 2010 y 2011 sus exportaciones de preparados de atún a la UE y ello con el actual arancel del 24% en la actualidad (3,5% de reducción hasta el próximo año) y, por tanto, sin disfrutar de la liberación arancelaria que podría lograr de fraguar su acuerdo de libre comercio con la UE. En concreto, el estudio de los conserveros españoles indica que Tailandia exportó en 2011 a la UE un total 91.357 toneladas de conservas y preparados de atún, de las que el 82% del tota son conservas.

El país asiático, con su casi medio millón de toneladas anuales de producción, en el primer fabricante mundial del sector, al absorber el 31% de la producción y protagonizar el 40% de estas exportaciones. La UE es, el segundo destino de las latas de atún tailandesas (14%), después de EE UU, que copa el 21%.

El coloso asiático cuenta, además, con 24 empresas dedicadas a la transformación y exportación de conservas de atún. Aunque la cifra pueda parecer reducida frente a la comunitaria -unas - la realidad es bien distinta y solo el primero de tales consorcios empresariales, el líder mundial Thai Union, factura más que la industra atunera europea y, el segundo, Sea Value Group, emplea en cuatro fábricas a tantos trabajadores como los que suma la industria conservera española, unos 15.000.

Su cercanía la materia prima, sus ventajosos acuerdos comerciales con los países del Pacífico, la participación de las grandes empresas del sector en sociedades con fuertes inversiones en países de la zona que ya se benefician de acuerdos comerciales y de normas de origen preferentes con la UE, unidas a las menores exigencias en costes laborales y condiciones higiénico-sanitarias convierten a Tailandia en una auténtica amenaza para el futuro de la industra española y gallega. Y ahí está la batalla encarnizada que libra el sector conservero español por mantener su segundo puesto en el ránking atunero mundial, lo que pasa por impedir que el pez grande acabe devorando al pequeño, aunque éste sea también de gran tamaño, el segundo mayor del mundo.