Con el patrocinio del equipo profesional de ciclismo de Galicia, Valery Karpin (Tallin, Estonia, 1969) ha dado un salto cualitativo: ahora es también presidente de un club deportivo. El ex futbolista del Celta y boyante promotor inmobiliario defiende el del barrio del Cura como su proyecto estrella, y relata las reticencias con que lo acogió su nuevo sector.

-¿Qué camino le llevó a la promoción inmobiliaria?

-Había que pensar algo para después del fútbol. Muchos ex jugadores alquilan o venden unos pisos. Yo tuve la suerte de encontrar una persona que me ayudó a entrar en este mundillo, y fuimos más allá de la venta de unos pisos. La suerte también es importante, acompañada de inteligencia o lo que tú quieras. Como en el fútbol. Yo tuve suerte en el fútbol, y aquí lo mismo: adquirimos el solar de Areal, 4, y ahí empezó todo. Después vino todo lo demás.

-Es decir, el barrio del Cura.

-Antes vinieron los edificios de Progreso y Alfonso XIII. El barrio del Cura vino por el asilo de las monjas. No fue fácil, porque había mucha gente detrás. Todo el mundo parece que quería ese solar, pero la habilidad, el nombre... Todo influyó. Al final se hizo, y el barrio en sí es otra cosa. Tuvimos visión para, a partir de ahí, adquirir el alrededor: Llorente, Pi y Margall, Santa Marta... Estaba ahí desde hace muchos años, y el éxito de esto fue la visión de comprar los alrededores.

-¿Llamarse Karpin le abrió muchas puertas?

-No sé por qué ni cómo, pero no cierra ninguna. Y nos permitió entrar en todo esto, y hasta los propietarios del barrio del Cura tenían la sensación de que no vendían a un desconocido.

-¿Le reciben igual de bien en el norte de Galicia que en el sur?

-Estuve en Tenerife en Semana Santa y estaba lleno de gente de Bilbao y A Coruña. (Risas). Dije: "Estoy en territorio comanche". Pero al revés. Al final, unos y otros: "Tú eres bueno, nos gustaría tenerte en nuestro equipo..." Eso quiere decir que lo hiciste bien, que no pasaste inadvertido. Cuando se juntan mil personas, se sienten fuertes y te dicen barbaridades, pero luego los coges uno por uno y te piden autógrafos. Es así. Los ultras del Deportivo decían: "Es un cabrón, pero mira cómo apoya a su equipo".

-¿El sector inmobiliario le acogió como a un intruso?

-Todos los sectores son cerrados: éste, el fútbol, el periodismo... Hay un círculo y entrar ahí no es fácil. Pero las puertas estaban abiertas. Después, hay gente para todo. Una, encantada; otra, no tanto... No caes a todo el mundo bien. ¿Intruso? Sí. Muchos pensaron: pero cómo viene este membrillo aquí y nos lleva el mejor solar. Había apuestas en el sector a ver cuándo nos arruinábamos. Pero es normal.

-¿Cuál es la filosofía del proyecto del barrio del Cura?

-Que arquitectónicamente sea espectacular, emblemático, y creo que lo hemos conseguido, gracias al arquitecto Alfonso Penela. Todos los que han visto el proyecto quedaron encantados.

-¿Cuándo lo verá en obras?

-Depende del Plan General. A partir de ahí, de tres meses a un año para meter la pala, y otros tres años de obras.

-Da la sensación de que el patrocinio deportivo ha sorprendido incluso más que la promoción inmobiliaria.

-No sé, pero la gente lo agradece, sea el voleibol, Chano, el rugby o ahora el ciclismo. Lo veo en la calle , todo el mundo me para y me lo agradece. Yo también estoy agradecido, porque no hago nada tan extraño. Lo que pasa es que los empresarios no invierten en imagen. Fíjate que esta semana me llamó un equipo de fútbol sala de Burgos. ¡No habrá empresarios en Burgos, digo yo!

-¿Cómo surgió esta política de apoyo al deporte?

-Con el voleibol. Vinieron ellos a mí, así que fue todo por casualidad. Era el club de voleibol más antiguo de España y estaba a punto de desaparecer. Y ahora tengo más de cincuenta expedientes de peticiones de patrocinio, de todos lados y de todos los deportes. Desde skyboard a horseball. Deportes que ni me imaginaba que pudieran existir.

-No tiene socios capitalistas. ¿Todo su dinero viene del fútbol?

-Si fuera un galáctico del Madrid, igual sí. Yo estoy muy agradecido a las entidades financieras de Vigo, que quieren que Vigo sea mejor. Son ellas las que permiten estos proyectos. No soy Abramovich, tanto dinero no tengo.

-¿Le tienta asumir la presidencia de algún deporte de los que patrocina?

-Ya lo hice en ciclismo, como presidente de la Fundación Ciclismo Galego. Pero a corto plazo, no más. Hasta dentro de tres o seis años. Primero hay que sacar el barrio del Cura.

-¿Comparte la sensación de que el urbanismo vigués es caótico y está lleno de trabas?

-Sí. Con el barrio del Cura, que no es ningún pelotazo y parece ser que es bueno para todos, no te creas que me pusieron la alfombra roja ni fue nada fácil. Sé quién lo apoyó y quién no, y el día de mañana lo tendré en cuenta, lógicamente.