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Fray Faustino García Angulo: "Es curioso que el Cristo de la Victoria reúna a tanta gente y Semana Santa sea la cenicienta"

"No tengo la receta mágica, pero con el pregón intentaré animar a la gente para que participe"

Fray Faustino García. // A, Villar

Fray Faustino García Angulo, hace cinco años y siete meses, dejó el ambiente académico del convento de los capuchinos en Salmanca para ponerse al frente de la parroquia de la orden en Vigo, María Madre del Buen Pastor. Cambió los libros por las comuniones, los bautismos, las catequesis... A lo que se suman las actividades sociales como el hogar de los jubilados, las 60 familias que recurren al mes a su Cáritas parroquial, loas casi 90 personas a las que atienden en el comedor... "Trabajo nos sobra", resalta. Esta Semana Santa se le suma otra tarea. Le han encomendado elaborar el pregón y, con él, buscará reanimar la pasión de los vigueses por estos actos.

-¿Qué supone para usted el nombramiento como pregonero de la Semana Santa viguesa ?

-Un problema más y más trabajo [bromea], pero también una alegría, viendo lo que supone predicar el pregón de Semana Santa, después de una misa presidida por el obispo. Me engañaron para hacerlo, porque ando muy liado. Llevo aquí cinco años y no he podido ver las procesiones porque durante la Semana Santa trabajo en mi parroquia con las celebraciones, vísperas, laudes, Vía Crucis? Nos faltan horas.

-¿Conoce la problemática que sufren las cofradías?

-Sí, don Ángel Dorrego, el coordinador de la Semana Santa de Vigo, me puso en antecedentes. Me comentó la escasez de hermanos y cofrades en las organizaciones que hay, que a la vez son menos y más mayores, como nos pasa a los curas. Eso hace muy difícil sostenerlo. Me contaba como, hace once años, el Domingo de Pascua salía otra procesión que hoy no por falta de personal. Tienen problemas de costaleros, de gente que colabore, pero también de público. Este año juega el Celta el Jueves Santo, más o menos a la misma hora a la que sale la Pasión, a las ocho y media de la tarde. Entramos en competencia hasta con el fútbol y es más difícil.

-¿Se percibe esta pérdida de participación también en las otras ciudades en las que ha estado o es especial de aquí?

-Es distinto. La Semana Santa en una ciudad como Vigo, donde el clima y la orografía no acompañan, los emigrantes vuelven a las aldeas, junto a los que se van de viaje, no es lo mismo que estar en otras como Valladolid, donde los turistas van a ver las procesiones. Aunque tampoco son tan folclóricas como las de Andalucía. Allí, las cofradías tienen mayor continuidad a lo largo del año y colaboran en orfanatos o residencias, mientras que aquí se las ven y se las desean para sacar los pasos con relevos de costaleros, cofrades y hermanos . Es curioso que, mientras en la procesión del Cristo de la Victoria, en agosto, van miles de personas, estas de Semana Santa son la Cenicienta.

-¿Cree que tiene algún remedio?

-Que participe la gente que está bautizada, pero que no practica este cristianismo de minorías al que estamos abocados. A medida que mueren abuelos, los nietos no viven la fe como antaño. No sé cómo se podría reactivar este vivir la Semana Santa al cien por cien. No como meros espectadores, si no implicándose, enamorados del Cristo que muere por tus pecados y para evitarte tu muerte eterna. Como en Sevilla que, cuando llueve y no puede salir, lloran desesperados. Lo viven con otra pasión, lo viven enamorados. Pero se junta la moda y la costumbre sociológica de pasar de todo este tipo de religión y usos. No tengo la receta mágica, pero intentaré animar a la gente en el pregón para que participen lo mismo que hacen en la procesión del Cristo de la Victoria. Es que esto de la semana santa nos pasa en las misas dominicales y en la vivencia de la religión en general. Es una crisis de valores a nivel personal, familiar y académico? No sé cuál es el remedio. A los curas ya solo nos falta coger una escalera, una cabra y una trompeta e intentar atraer a gente. Hacemos todo más humano, más íntimo, más cálido, pero no hacemos milagros.

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