La actividad sancionadora de la Policía Local contra el consumo de alcohol en la vía pública es casi inexistente. En todo el año pasado, solo pusieron seis multas, todas ellas en la Plaza de Compostela. Los agentes municipales optan antes por la advertencia o, como mucho, la identificación con fines disuasorios.

A los que sí castigan es a los participantes en los botellones que deterioran los espacios públicos orinando en ellos. Sancionaron a 28 en diferentes calles, pero sobre todo en el entorno de las zonas de bares. El 7,7% de los hogares gallegos están molestos tanto con estas consecuencias de los botellones como con el ruido que generan, según el Instituto Galego de Saúde.

Otra encuesta, la que realiza la Universidad de Santiago financiada por el Plan Nacional sobre Drogas, ha dado buenas noticias en el último año. Percibe que cada vez son menos los adolescentes gallegos que consumen alcohol y otras drogas y recoge, por primera vez en una década, un freno en la reducción de la edad de inicio.

Estos datos, de 2016, arrojan que el 52% de los menores entre 12 y 18 años ingirieron alcohol en el último año, frente al 58% que confesaron hacerlo en 2015. También bajan los que reconocen haberse emborrachado en ese período, de un tercio (34%) a poco más de una cuarta parte (26,6%). Sin embargo, lo que sí crece es el porcentaje de los que practicaron un consumo intensivo o "atracón" etílico: un 33% superó dos bebidas y un 18%, las cinco en alguna ocasión.

Así, aunque el consumo parezca estar reduciéndose en los adolescentes, sus consecuencias siguen siendo muy importantes. El Servicio de Urgencias Médicas del 061 atendió el año pasado en la provincia a una media de 17 menores al mes por intoxicación etílica. En el conjunto de los hospitales gallegos, ingresaron en todo el año once menores con comas etílicos. La mayoría, con entre 13 y 14 años, pero ya se han registrado casos de 12.