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El Barrio do Cura, en la encrucijada

Los promotores buscan vías para salvar el proyecto de Alfonso Penela, o readaptarlo y tratar de desarrollar la urbanización por fases tras caer el PXOM y anular el Tribunal Superior el Plan Especial

Vista del Barrio do Cura, entre el Paseo de Alfonso y O Berbés. // Marta G. Brea

El plan de Valery Karpin y sus socios Míchel Salgado y José Crespo para construir una urbanización con 350 pisos, zona comercial y una gran plaza pública en el Barrio do Cura que prolongaría el mirador del Paseo de Alfonso ha pasado mil y un avatares desde su origen en 2003 y bordea el precipicio desde hace varios años. Ahora sus problemas se han agravado. A las dificultades financieras que ya lo amenazaban se ha unido la desaparición de la cobertura urbanística del proyecto, pilar que daba ciertas garantías sobre su viabilidad a los bancos acreedores y a los inversores interesados en participar. La promotora busca vías para salvar la operación tras anular en noviembre el Tribunal Supremo el Plan Xeral, y el 25 de enero el Superior de Xustiza -tal y como adelantó ayer FARO- el Plan Especial de Reforma Interior (PERI) a raíz de un recurso del Hogar San José.

El ámbito ha pasado a estar regido por el Plan Xeral de 1993 y por el PEPRI del Casco Vello, con la particularidad de que el antiguo asilo de Pi y Margall tiene un convenio propio. La antigua ordenación, ahora de nuevo vigente, otorga al ámbito una amplia edificabilidad residencial de más de 40.000 metros cuadrados -repartidos entre el solar del asilo, varias áreas de reparto, el edificio inacabado de Santa Marta y una zona ya construida a rehabilitar-, pero nada tiene que ver con el ambicioso proyecto encargado por los promotores al arquitecto Alfonso Penela. Además la situación urbanística actual es transitoria puesto que el Concello ya ha iniciado los preparativos para tramitar el nuevo PXOM, que seguirá el modelo del aprobado en 2008.

Mantener el diseño de Penela equivale a años de espera hasta que el proyecto vuelva a tener soporte urbanístico, un escenario que difícilmente aceptarían los bancos y los inversores. Los segundos podrían abandonar, y los primeros reactivar las subastas que mantienen en suspenso. Arrancar con la ordenación vigente entraña serios riesgos de bloqueo a medio camino, puesto que la tramitación del nuevo PXOM implica la suspensión de la concesión de licencias una vez que se produzca la aprobación inicial. Esa opción significaría además renunciar al diseño de Penela, por el que han apostado los promotores todos estos años al convertir el degradado barrio en un espacio de calidad urbana.

"Estamos haciendo los estudios y este mes esperamos tener la fotografía detallada de la situación. A partir de ahí nos reuniremos con los bancos y los inversores para ver de qué manera movemos ficha. También seguimos a la expectativa de los pasos que dé el Concello", comenta José Crespo.

La empresa estudia el grado de encaje del diseño de Penela con el Plan Xeral de 1993, que sería mínimo pero podría dar cierto margen. "Buscamos la parte en la que cabría arrancar sin tocar la filosofía del proyecto, readaptándolo y desarrollando las primeras fases", comenta el empresario. De esta forma la operación echaría a andar y daría una señal positiva a los bancos e inversores.

El BBVA y el Santander mantienen desde hace años en suspenso las subastas de bienes valorados en más de veinte millones en el Barrio do Cura, que de ejecutarse darían al traste con todo el proyecto, gestado en 2003 tras comprar Karpin y sus socios la mayoría de las propiedades.

El Concello aprobó en mayo de 2014 el PERI, lo que daba vía libre a su desarrollo urbanístico. Karpin presentó inversores rusos interesados en participar en la operación y los bancos decidieron dar un voto de confianza a la promotora, ya que el Barrio do Cura es una zona muy atractiva para un proyecto inmobiliario, el mayor del Casco Vello, en pleno centro y con vistas privilegiadas a la Ría. Sin embargo el acuerdo no acabó de cerrarse y ahora el horizonte se ha ensombrecido aún más. De momento, indica Crespo, los bancos y los inversores no tiran la toalla pero el tiempo apremia y encontrar la solución no será fácil.

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