Tras formarse en varios países europeos, esta investigadora especializada en geoquímica trabaja desde hace 11 años en el Museo de Historia Natural de París. Colaboró en un proyecto europeo con el grupo vigués Geoma, que la invitó recientemente al campus para ofrecer una charla sobre una de sus líneas de estudio, los monzones -vientos estacionales- de Indonesia y, en concreto, el de Bengala, "el más conocido y también el más intenso".

-¿Qué tipo de investigaciones realiza sobre estos fenómenos?

-El monzón de Bengala se origina por la diferencia de temperatura entre el Índico y el Himalaya, cuya altura media es de 4.500 metros. En estos momentos estamos iniciando un sondeo en el golfo de Bengala a más de 40 metros de profundidad para estudiar las variaciones climáticas producidas en los últimos 10.000 años y ver su evolución. La campaña se desarrolla a bordo del Marion Dufresne, uno de los mejores buques oceanográficos del mundo y con capacidad para llegar a los 60 metros. Las descargas fluviales del Ganges y Brahmaputra a este golfo están entre las mayores del mundo y se rigen por el monzón. Lo que queremos conocer es cómo funcionaba este sistema en el pasado.

-¿Tienen ya algún resultado?

-Contamos ya con algunos indicios, pero es un sistema complejo porque también está regido por el nivel del mar. Pero hemos visto que la aportación de turbiditas tenía una mayor actividad en el pasado.

-A pesar de sus efectos adversos, los monzones también son procesos claves para el desarrollo y la economía.

-Siempre los atribuimos a catástrofes y tienen mala prensa, pero en realidad son imprescindibles para la economía asiática en general y de la India. Las precipitaciones que causan son claves para una población que se dedica en gran parte a la agricultura. Y para ellos suponen un desastrs los periodos de bajas lluvias. La cultura del arroz no existiría sin los monzones. Por eso mi charla se titulaba "Monzón, ni contigo ni sin ti".

-Sus estudios evidencian una vez más la necesidad de conocer el pasado para predecir el futuro climático del planeta.

-Los expertos en modelización que hacen las previsiones necesitan los datos que les aportamos los paleoclimatólogos. Si la temperatura global aumenta, el monzón sería seguramente más severo. Pero no todos los cambios se repiten de la misma manera, cada ciclo presenta diferencias respecto a los anteriores.

-¿Mantiene alguna colaboración con el grupo vigués Geoma?

-Además de impartir la conferencia he venido para discutir si realizamos alguna colaboración en monzones o en el Atlántico norte. El grupo tiene un material muy bueno de investigación y alumnos muy bien formados, por eso me gustaría trabajar con ellos de manera más intensa.

-¿Cómo es el trabajo de un investigador que pertenece a la plantilla de un museo como el de París?

-Tenemos colecciones científicas procedentes de sondeos que no están expuestas al público, sino que están disponibles para investigadores de todo el mundo. En el Museo Nacional de Historia Natural hay expertos en paleontología o geología y es muy importante esta labor investigadora porque, además de realizar nuestros propios estudios, también ofrecemos nuestras colecciones a la comunidad científica. La institución tiene esta doble vertiente: museística y científica. Además también hay investigadores que imparten clase en la universidad y desarrollamos una importante tares en divulgación.