El inminente desembarco de Ryanair en Peinador genera unas expectativas que trascienden a la mera apertura de cuatro rutas internacionales y la segunda conexión diaria a Barcelona. Incluso van más allá de ese millón de pasajeros que superará con creces en los próximos tres años, cuando coincidan esos cinco vuelos operando junto a los otros cuatro enlaces europeos que ya negocia el Concello de Vigo con otras aerolíneas como Air Nostrum o Volotea. Para quienes mejor conocen el corazón del aeropuerto olívico, cómo y por qué se disparan sus pulsaciones, de cumplirse el mapa de rutas previsto hasta 2018 podría cambiar el perfil mayoritario de sus pasajeros. Del hombre de negocios, al turista, un viajero hasta ahora si no residual, secundario.

Que los vuelos de Ryanair a Dublín, Bolonia, Edimburgo y Milán, así como los internacionales ofertados por las otras aerolíneas vayan a funcionar de forma estacional -de abril a octubre- es algo a lo que fuentes de Peinador restan importancia. Vaticinan que de contar con el respaldo de la demanda, de lo que no dudan -"siempre que se mantengan precios competitivos respecto a los ofertados desde terminales cercanas", apostillan-, "aliviarán la dependencia de Peinador del usuario empresario o ejecutivo".

Es una dependencia natural de una terminal ubicada en el mayor polo industrial de Galicia, cuya actividad fluctuará siempre de la mano del comportamiento de la economía. Cuantas más empresas haya y más produzcan, mayor movimiento de pasajeros registrará el aeropuerto. Cuando Peinador rebasó el histórico millón de pasajeros en 2005 no fue ni mucho menos por los turistas. Y tres años después, al alcanzar el listón de 1.405.968 para a partir de aquí comenzar a bajar hasta los 680.387 de 2014, las rutas "vacacionales" seguían siendo tan simbólicas como las internacionales. De ahí que las citadas fuentes achaquen a esa fuerte vinculación con el pasajero de negocio que el vigués sufriese más que ningún otro aeropuerto gallego el desplome de usuarios derivado de la crisis económica. Sin olvidar la competencia ejercida a golpe de talones autonómicos desde Lavacolla, y también desde Oporto, "aunque esto no hizo más que agravar la pérdida de viajeros", añaden.

Para reforzar su tesis, sostienen que de no existir ese potencial turístico en Peinador, a Ryanair tal vez nunca se le hubiera ocurrido operar en Vigo, máxime cuando acaba de anunciar base en Lavacolla. Parece como si la controvertida aerolínea oliese un filón en Vigo todavía por explotar. A partir de 2018 se verá si también se propone exprimirlo y durante cuánto tiempo.