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El Puerto saca nota en sostenibilidad

Un estudio de la Universidad sobre su huella de carbono certifica que trabaja para reducir emisiones en los aspectos más problemáticos como alumbrado y transporte de mercancías

El ingeniero Mateo Villaverde, autor del trabajo, ayer, en el puerto vigués. // Jorge Santomé

El Puerto vigués avanza con buen paso por la senda verde de la sostenibilidad. Así lo atestigua un arduo estudio realizado en la Universidad sobre la huella de carbono que suponen los consumos de combustible y electricidad, así como las escalas de los buques de mercancías. El ingeniero de Caminos Mateo Villaverde desarrolló esta investigación como trabajo fin de máster dentro del programa de Gestión del Desarrollo Sostenible. Es el primer cálculo que abarca tantos servicios y procesos y que además tendrá una vigencia para los próximos tres años.

"La sostenibilidad siempre es una estrategia ganadora para las instituciones, el medio ambiente y la sociedad. La huella de carbono es un indicador que permite conocer cómo funciona una organización o empresa, qué consumos y emisiones realiza y anticiparse a situaciones futuras. Y los resultados obtenidos en Vigo son coherentes con las medidas implementadas por la Autoridad Portuaria", destaca Villaverde, que finaliza este mes sus prácticas de máster en la división de Medio Ambiente - su responsable, Carlos Botana, le propuso el tema del trabajo- y también colabora en los proyectos de I+D que la empresa Inova desarrolla con el Puerto.

El inventario de gases de efecto invernadero emitidos por el organismo y las empresas radicadas en los muelles así como por las operaciones de transporte marítimo, excluida la pesca, arroja una cifra de 1,54 kilos de CO2 por tonelada de mercancía.

Vigo se sitúa ligeramente por debajo de la media de otros puertos españoles -la huella de Valencia en 2012 fue de 2,66- y también se constata una pequeña reducción en el apartado del impacto por contenedor, que pasa de 1,54 en 2013 a 1,46 toneladas.

La actividad de la Autoridad Portuaria como organismo gestor genera unas emisiones "mínimas" en el cómputo general, atribuyéndose sus mayores impactos al uso de vehículos y al alumbrado. "Ya se han empezado a implementar medidas en ambos apartados. Se estudia ampliar la flota actual de coches eléctricos y también un sistema inteligente de energía que tenga en cuenta si hay barcos o no en los muelles", apunta Villaverde.

Las mayores emisiones proceden, por tanto, de las empresas y de las escalas de los buques, que mantienen sus motores auxiliares encendidos mientras están atracados. Precisamente, el ingeniero pontevedrés colaboró con Inova en el proyecto GPEC (Green Port Energy Center), que ya tiene a prueba un prototipo de contenedor móvil para suministrarles energía de forma limpia.

Villaverde, que obtuvo un sobresaliente por su trabajo, encontró total colaboración tanto en el Puerto como en las concesionarias para disponer de los datos. "Un pequeño porcentaje de las empresas ya habían calculado su huella, pero muchas no conocían este indicador y ahora le han visto la utilidad y piensan implantarlo", destaca.

El transporte marítimo es el que más mercancías mueve en todo el mundo, pero el experto apunta que "cuantas más toneladas opera un puerto menos contaminante resulta": "Vigo tiene un tráfico de contenedores y de buques Ro-Ro muy elevado, pero éste es un buen indicador".

El compromiso del organismo vigués, que forma parte de la red mundial de puertos verdes WPCI y que el pasado junio acogía la conferencia internacional "Green Ports Energy" sobre eficiencia y sostenibilidad, también puede alentar a otros sectores y empresas privadas.

"El concepto de puerto verde es relativamente nuevo y se busca una relación sostenible con la comunidad en la que se ubica, con el menor impacto posible. Por otra parte, el grado de penetración de estos índices medioambientales es muy dispar. La huella de carbono se calcula en las grandes empresas, pero las pymes todavía están muy verdes en este tema. Esto no quiere decir que no sean sostenibles, pero hay un margen de crecimiento importante", señala.

Francia o Reino Unido establecen la obligatoriedad de obtener la huella de CO2 en determinados productos. Y, aunque "no está muy lejano" que también acabe siendo un requisito en España, aquí todavía no existen estas normas. Sí funciona desde 2014 un registro de carácter voluntario y gratuito creado por el Ministerio de Medio Ambiente: "La Administración valora cada vez más la conciencia medioambiental y, por ejemplo, tiene en cuenta la implementación de medidas para reducir emisiones a la hora de conceder puntos en concursos públicos".

"La huella de carbono tiene beneficios económicos y medioambientales. Permite a las empresas e instituciones controlar sus costes, cumplir la legislación, mejorar su reputación e innovar para implementar nuevos métodos de trabajo que reduzcan su impacto. Cuanto mayor es su implicación mayor es el control y mejor la gestión de las emisiones", concluye Villaverde.

El ingeniero apunta al plan de energía limpia que acaba de presentar Obama -"EE UU y China, que iban más rezagados, se están subiendo al carro para reducir emisiones"- y no descarta establecerse como consultor independiente cuando acabe sus prácticas en el Puerto. "La sostenibilidad me interesa desde hace tiempo. Mi proyecto fin de carrera planteaba una actuación integral en Tambo que hacía énfasis en ello y la experiencia del máster ha sido totalmente recomendable", reconoce.

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