"La solidaridad de unos y de otros". Esta es la receta que Carmen Avendaño expidió ayer como única fórmula para cambiar la situación de desigualdad y pérdida de derechos que, diagnostica, atraviesa la sociedad. Lo hizo a través del bando del Día de Galicia, en la ceremonia abierta a la ciudadanía que acogieron los jardines del Pazo Quiñones de León. Así, "juntos e iguales", "sin que nadie necesite decir quien es", quiere el alcalde, Abel Caballero, que los vigueses celebren este y todos los actos del Concello a partir de ahora.

Tras la interpretación de una selección de obras de Bach, Delibes y Gardel por parte del cuarteto de cuerda de la Orquesta Vigo 430, tomó la palabra la pregonera y presidenta de la Asociación Érguete, descrita por el regidor como "una mujer hecha de fuerza, de carácter y de sensibilidad", que siempre ha estado "en la lucha de las causas justas" y "al lado de los más débiles. Avendaño explicó que los que forjaron esta personalidad fueron sus orígenes en el Concello de Lavadores, "donde la gente se distingue por la solidaridad, el respeto y la ayuda como bases que mantienen el espíritu de unidad". Presidenta de su asociación desde 1978, Carmen volcó toda esta experiencia para, en 1985, hacer frente al nuevo problema que sacude a la sociedad española, en general, y a la gallega, en particular: la droga. "Chicos adolescentes comenzaban a mostrar actitudes que nosotros, los padres, no sabíamos entender", rememora. De la organización de las familias para debatir y entender lo que estaba pasando, nació Érguete, para cuyos fundadores Carmen tuvo ayer un recuerdo especial.

Treinta años después, la asociación centra sus esfuerzos en paliar para paliar los efectos de la crisis económica. Así, Avendaño resaltó que afecta "de forma salvaje" a la juventud, por las escasas posibilidades laborales y los salarios "ínfimos", así como a los estudiantes, abocados a la emigración. Pero también al resto de la sociedad, porque su marcha la deja en "una situación de desamparo a medio plazo" de la que, vaticina Carmen, se resentirá "durante muchos años". Se acordó también de los que se han quedado en paro con más 50 años, ya que sus escasas posibilidades de encontrar empleo "les llevará a depender de terceras personas" en su jubilación, o de los encarcelados con hepatitis C, "excluidos por el Gobierno del derecho de recibir la medicación". "Cometieron un error, pero siguen siendo ciudadanos con derechos", defendió.

Culpables

Apuntó a la Comunidad Europea y los gobiernos como los culpables de esta "pérdida de derechos constitucionales como son la educación, la sanidad y el empleo", así como de las políticas con las que se acentúan las desigualdades. "Los trabajadores están pasando irreversiblemente a la categoría de pobres", advirtió y reprobó que las ayudas de Europa a los países en crisis acaben en manos "de los causantes de la misma, las entidades más poderosas". Para combatir el empobrecimiento paulatino que augura, Carmen solo ve una vía posible: "La solidaridad de 'unos y otros para perder el miedo. Tenemos que recobrar la dignidad y exigir a las administraciones -de las que excluyó al Concello de Vigo y lo defendió como "uno de los que más aporta" para estas cuestiones lo que nos pertenece". Reivindicó la labor de las ONG que, con la "complicidad" de los concellos, sostienen a la ciudadanía en estas situaciones de "una manera menos traumática".

El acto, que se celebró bajo el lema "Vivimos Vigo, construimos Galicia", se llenó con una nutrida representación de la sociedad viguesa, en la que se encontraban concejales de diferentes fuerzas municipales, la presidenta de la Diputación, Carmela Silva; la delegada de la Xunta en Vigo, María Xosé Bravo Bosch; Chaves; el obispo de la Diócesis Tui-Vigo, Luis Quinteiro Fiuza; el Valedor do Cidadán, Luis Espada; mandos de las fuerzas de seguridad y representantes de diversos colectivos.