El Hotel Bahía se vino abajo a las once menos cinco de la noche cuando Abel Caballero hizo su entrada triunfal en el salón de actos de la tercera planta para valorar la primera mayoría absoluta de los socialistas en la ciudad. No fue esta la única marca que el PSOE de Vigo batió el 24-M. Logró un respaldo histórico en democracia al obtener el 51,80% de los sufragios que le asignan un total de 17 concejales. "Es el momento más emocionante de toda mi vida política", reconoció el alcalde nada más subirse al escenario tras superar una densa barrera humana. Los simpatizantes apenas lo dejaban avanzar al grito de "alcalde" o "Vigo, sí". Cuando pudo tomar la palabra entre atronadores aplausos tenía las ideas bien ordenadas. "La ciudad de Vigo habló con claridad. Ha sido un resultado excepcional y entendimos el mensaje. Vigo quiere seguir progresando y continuar con su senda de avance y transformación. Quiere que la sigamos defendiendo", destacó el alcalde al lado de una emocionadísima Carmela Silva y del resto de su candidatura.

El socialista reconoció su "entusiasmo" ante unos resultados que tildó de "excepcionales". "Vigo nos dio un voto de confianza como nunca nadie había tenido en la historia de la ciudad", valoró en un ambiente de euforia en el que se comprometió a seguir con su trabajo de calle y tendió la mano a los vigueses para trazar un camino juntos. "Asumimos este apoyo inmenso con gran responsabilidad y con gran humildad. Seguiremos hablando continuamente con toda la ciudad como hemos hecho hasta ahora y seguiremos presentes en todas las actividades, lugares y necesidades trabajando por esta ciudad las 24 horas del día los 365 días al año", asumió Caballero para deleite del medio millar de seguidores que empezaron a llegar a la sede con el escrutinio al 50% y cuando ya tenían los 17 ediles en el bolsillo.

Al igual que hiciera horas antes frente al secretario general del PSOE, el regidor reiteró su gran promesa de que Vigo es y será "lo primero, lo segundo y lo tercero". Y lanzó un claro mensaje al resto de administraciones: "Vigo votó por Vigo", momento en el que el auditorio, entregado ya a la fiesta, lo interrumpió con gritos de "Viva Vigo".

El alcalde reelegido para un tercer mandato en Praza do Rei agradeció de forma reiterada "el apoyo sin precedentes" que le otorgaron los vigueses y compartió el mérito con su mano derecha, Carmela Silva, como coordinadora de la campaña. "Hicimos un campañón", bromeó en un tono más distendido.

También tuvo palabras de "reconocimiento" para los líderes de las otras fuerzas políticas "que utilizaron métodos democráticos" y les agradeció su presencia en la ciudad, aunque sus palabras más cariñosas fueron para las docenas de colaboradores que participaron de forma anónima en la campaña y actuaron como apoderados en la jornada electoral. "Hicisteis un trabajo fantástico. ¿Y sabéis para quién? Para Vigo", les agradeció el líder socialista, que dirigió de inmediato su mirada hacia un lado para agradecer públicamente el respaldo de su mujer, Cristina Alonso. "Me ha apoyado toda mi vida política, pero especialmente en estos ocho años de alcalde en los que dediqué a la ciudad las 24 horas del día".

En la lista de agradecimientos no podían faltar los miembros de su candidatura, a los que Caballero se refirió como unos "valientes" que han sabido "estar cerca de la gente y transmitirles nuestro proyecto". En el momento de su intervención aún no estaban hechos los cálculos de la Diputación de Pontevedra, pero ante las buenas perspectivas, los simpatizantes que acudieron al Bahía no dudaron en cantarle a Carmela Silva un sonoro "presidenta" al mantenerse abiertas las opciones del ente provincial.

En su breve alocución, el cabeza de lista del PSOE se reconoció "emocionadísimo" y aseguró que "no hay nada más extraordinario que ser alcalde de Vigo cuatro y ocho años y lograr ahora el apoyo y el cariño de todos los vigueses", destacó tras ver legitimada su apuesta. Caballero aseguró que durante la campaña ha sentido "el ánimo de la gente. Nos paraban los coches. Nos transmitieron cariño y nos contaron lo que esperaban de nosotros. Lo más importante en la política es mirarnos a los ojos entre todos, los 300.000 ciudadanos, y sentir que confiamos los unos en los otros". "Esto es lo más extraordinario que me sucedió nunca en mi vida política. Permitidme que esté emocionado", reiteró el alcalde con la voz quebrada. Pero como buen profesional, salió del paso con una broma triunfadora. Mensaje para todo su equipo. "Mañana a las ocho de la mañana empezamos a trabajar", les lanzó desde el mismo escenario y cuando la celebración no hacía más que llegar a su punto álgido.

El cántico favorito de los socialistas a partir de las nueve de la noche fue: "Abel, Abel, ¿qué tendrá Abel, que nadie puede con él?", repetían de forma machacona.