El hombre de 58 años de edad, M.A.G.R., juzgado este miércoles en la sección quinta de la Audiencia Provincial de Pontevedra, con sede en Vigo, como presunto autor de un delito de abuso sexual continuado hacia su nieta (discapacitada física e intelectual), ha negado los hechos, y ha señalado que no encuentra "explicación" a la denuncia presentada por la chica, que el momento de los supuestos abusos era menor de edad.

En su declaración ante el tribunal, el acusado ha negado haberse metido en cama con la niña, y haberle tocado los pechos y los genitales, en varias noches consecutivas, durante una semana en marzo de 2011 que pasó en la casa en la que viven su hija, su nieta y el abuelo paterno de la menor (que también es pareja de la madre).

Por su parte, ni la madre de la víctima, ni su abuelo paterno han querido declarar en la vista. Sí lo han hecho dos tías paternas de la chica, que conviven con ella actualmente, y que fueron quienes acompañaron a la entonces menor a denunciar los hechos a la Comisaría.

Según el relato de estas dos testigos, la joven "explotó" un día y les confesó que su abuelo, durante su estancia en el domicilio familiar, le había hecho tocamientos, mientras le tapaba la boca y le amenazaba con que no debía contar nada.

Las tías también han explicado que, una vez conocidos los hechos, se pusieron en contacto con el colegio de la niña y con la Fiscalía de Menores. Asimismo, han subrayado que, pese a que la menor puso los hechos en conocimiento de su madre, ésta le instó a no denunciarlos ya que el supuesto agresor era su abuelo.

Desamparo

Se da la circunstancia de que el acusado tiene denuncias previas por hechos similares cometidos contra otras primas de la víctima, aunque no fue juzgado por ello. Asimismo, las tías de la chica también han señalado que había denuncias contra su otro abuelo, por malos tratos, abusos sexuales y acoso que, finalmente no prosperaron.

Durante el juicio, la fiscal ha puesto de manifiesto la situación de "desamparo" de la víctima y, de hecho, sus tías corroboraron que ya habían iniciado acciones judiciales contra la madre de la menor por "negligencia y desatención". Fue precisamente durante ese proceso cuando se encontraron con un nuevo problema: los supuestos abusos del abuelo materno.

De hecho, la decisión de la madre y del abuelo paterno de no declarar en el juicio fue interpretada por la fiscal como "un nuevo acto de abandono emocional" hacia la joven.

"Creíble"

Las psicólogas y trabajadora social que testificaron en el juicio, y que elaboraron un informe sobre la menor tras la denuncia, concluyen que su versión de los hechos era "creíble" y que sostuvo su relato de lo ocurrido pese a tener un "sentimiento de vergüenza exacerbado".

Asimismo, han confirmado los problemas de la chica en su entorno familiar, y han señalado que, en sus palabras, había un "reproche" hacia su madre por no apoyarla cuando conoció los abusos. "Se sentía abandonada afectiva e instrumentalmente, y hay una historia de desatención y negligencia, por eso ella tenía el convencimiento de que no la iban a socorrer", han apuntado las psicólogas para justificar que la víctima no hubiese contado lo ocurrido inmediatamente.

En ese sentido, además de sus tías, la niña sólo fue capaz de sincerarse con una profesora. Su tutora ha declarado en el juicio que la menor estaba "disgustada", aunque ha negado que su relato fuera fruto de la fabulación o una invención, porque la niña "podía exagerar pero no fantasear en esas cosas".

Conclusiones

La fiscal ha recalcado la importancia del testimonio de la víctima, que prestó declaración tras un biombo y a puerta cerrada, porque "mantuvo siempre el mismo relato de los hechos".

A este testimonio se suman, según el ministerio público, dos circunstancias agravantes: el desvalimiento de la niña, intimidada y "amedrentada" por su agresor, con el que tiene relación de parentesco; así como su "especial vulnerabilidad", por su minusvalía física y su retraso madurativo (tiene una discapacidad del 76 por ciento).

Por ello, la fiscal ha pedido que se condene a M.A.G.R. a 10 años de prisión, a otros 19 años de alejamiento de su nieta, y al pago de una indemnización de 15.000 euros por daños morales.

Por su parte, la defensa ha reclamado la libre absolución del acusado, al considerar que no hay elementos probatorios suficientes para condenarlo. La abogada de M.A.G.R. ha señalado que la víctima dio una versión inicial de los hechos a la que luego fue "añadiendo detalles", "influida" por sus tías, con el fin de alejarse de su entorno e irse a vivir con ellas.