El viernes fue un día de despedidas en los juzgados de Vigo. Quienes se iban eran las tres juezas en prácticas que durante los últimos nueve meses completaron su formación para el oficio de juzgar sumergiéndose en la realidad diaria de los tribunales bajo la tutela de varios magistrados. Y es que tras años de estudio, con una dura oposición de por medio, estas profesionales están ya a escasas semanas de cumplir su objetivo y tomar posesión en sus primeros destinos. Dos de estas futuras juezas son las viguesas Sonia Platas Seoane y Belén Velázquez Turnes. Llegan a esta entrevista con FARO tras su última mañana como becarias y, al unísono, se confiesan "ilusionadas" e "impacientes" ante la nueva etapa. Sus sonrisas las delatan. Ni siquiera el hecho de pertenecer a una promoción directamente afectada por los recortes consecuencia de la inestabilidad económica les resta optimismo: hace ya más de dos años que no se crean nuevos juzgados en España, por lo que, sin estas plazas, lo más probable es que comiencen en la carrera judicial como juezas de refuerzo o de adscripción territorial. "Aprobamos en el peor momento, en el más complicado por la crisis y los recortes, pero lo importante es que estamos dentro", valoran.

Sonia y Belén pertenecen a la 63 Promoción de la Escuela Judicial, una de las más nutridas de los últimos años al estar formada por 231 futuros jueces, el 62% mujeres. Como ellas, otros 16 compañeros son de Galicia. Tras aprobar la oposición en 2011 y tras un año de formación teórica en Barcelona, en junio de 2012 iniciaban las prácticas en los juzgados de Vigo. Y esta semana las finalizaron. Para Sonia, que estudió Derecho en el campus ourensano de la Universidad de Vigo, esta experiencia es la que más le ha valido para su profesión. "Llegas aquí y te encuentras con el mundo real; es muy enriquecedor, porque ahora salimos y sabemos defendernos", valora. Ella y su compañera dirigieron juicios, interrogaron a imputados, redactaron proyectos de sentencias y realizaron otros actos procesados bajo el control y la responsabilidad de los magistrados que fueron sus tutores en los juzgados por los que pasaron: Primera Instancia, Instrucción, Familia y Violencia sobre la Mujer. En el caso de Belén, licenciada por la Complutense de Madrid, también pasó por salas penales. Para ella, estas prácticas no son su primera toma de contacto con la labor judicial. Esta viguesa compatibilizó la preparación de sus oposiciones con su labor como juez sustituta en juzgados de Porriño, Tui y Ponteareas y puntualmente en Vigo.

Las dos, por distintos motivos, confiesan que no fueron las "típicas" opositoras que se pusieron a estudiar nada más finalizada la carrera. Ambas destacan lo "duro" de esta preparación. "Fueron años de disgustos, de sinsabores, de preguntarte '¿por qué me metí aquí?; es complicado porque hay que preparar casi 500 temas y el sistema de examen es básicamente oral", afirma Sonia. "Y también porque éramos conscientes de que era una apuesta, algo incierto que a lo mejor no salía bien; vimos gente muy buena y preparada que no lo logró", añaden.

En sus casos, la apuesta fue acertada. Y aprobaron la oposición. "La alegría y la euforia es indescriptible", confiesa Belén, que igual que Sonia -y el 76% de los integrantes de su promoción- no tiene familiares vinculados al Derecho. Las dos ya saben las jurisdicciones que más les atraen. Sonia responde rápidamente que querría ser juez de Instrucción. "Son juzgados más ágiles, más dinámicos", describe esta mujer, que no teme las semanas de guardias pese a que, como juez en prácticas, ya sabe lo que es salir del juzgado "a las cuatro de la madrugada". Belén apunta a Penal, aunque tampoco le disgusta Civil.

Ahora aguardan a que llegue el 25 de marzo. Ese día escogerán destino. Y el 4 de abril será el acto solemne de entrega de despachos en Barcelona. Y tras jurar la Constitución, solo restarán días para que estén en sus despachos en sus nuevos destinos. ¿Miedo? "No, responsabilidad", coinciden.