Durante su etapa como presidente de la Xunta (1990-2005), Manuel Fraga trató con seis gobiernos vigueses diferentes y de distinto color político (tres del PSOE, dos del PP y uno del BNG). Los exalcaldes lo recuerdan como un político impecable en las relaciones institucionales –"venía mucho a Vigo", coinciden– y "consciente" de la importancia de la ciudad olívica en el panorama gallego. Aunque en opinión de algunos exregidores, este último aspecto no siempre lo llevaba a la práctica. Entienden que temas clave como el AVE directo a Vigo o el saneamiento de la ría constituyen las principales asignaturas pendientes del expresidente con la ciudad olívica, en la que creen que nunca se sintió cómodo ni tampoco llegó a entender. Rivales o no en el terreno político, todos los exalcaldes conservan en su memoria anécdotas al lado de Fraga.

manuel soto (1979-1991). Apenas coincidió con Fraga al frente del Ejecutivo gallego durante un año. Manuel Soto elogia su trato "absolutamente leal" en el ámbito institucional y su "ternura, proximidad y afectividad" en el personal, pero tiene claro que "no hizo todo lo que debía por Vigo". "En general fue un buen presidente de Galicia, pero no fue justo con Vigo; ayudó mucho más a otras ciudades", considera el exalcalde socialista. En este sentido, admite no recordar "ningún proyecto importante" por parte del gobierno de Fraga durante su estancia en Praza do Rei. "Recuerdo algo positivo, su exquisita neutralidad en relación a la línea directa con Madrid por autopista, aunque este tema lo resolvió mi relación con Felipe González", expresa Soto, quien aclara que "no se opuso a ningún proyecto pero tampoco encabezó ninguno, como por ejemplo la circunvalación". Sin embargo, en el "gobernar diario", agrega el exalcalde del PSOE, "Fraga no se portó tan mal con Vigo". Echando la vista atrás, y en un plano más distendido, menciona una anécdota en la que el expresidente gallego se saltó el protocolo en un acto celebrado en la ciudad olívica. "Yo ya no era alcalde. Se dirigió a mí y para mi sorpresa me preguntó: ¿Cómo se encuentra? Yo ya tuve esos pantalones que lleva usted y le quitaría la vuelta porque ahí solo se acumula mierda", rememora Manuel Soto.

carlos príncipe (1991-1995). Sin duda es el mandatario vigués más crítico con la gestión de Fraga. "No se portó bien con Vigo. Para esta ciudad no fue un buen presidente, aunque Touriño y Fernández Albor tampoco lo fueron. Tengo buen recuerdo de González Laxe y espero que Núñez Feijóo haga la depuradora, el hospital y el área metropolitana", manifiesta Príncipe, quien no se muerde la lengua cuando asegura que "Fraga nunca entendió ni quiso entender a Vigo". "Siempre tenía buenas palabras pero el dinero se iba para otras ciudades. Se acordó de Vigo cuando vio peligrar su mayoría absoluta", opina el exregidor vigués entre 1991 y 1995. Atendiendo al legado que dejó en la ciudad olívica durante sus casi dieciséis años al frente de la Xunta, Príncipe alude únicamente al Ifevi. "No quiso venir a inaugurarlo", apostilla. Recuerda con recelo la implantación del peaje en la autovía del Val Miñor "mientras que en esa época empezó a funcionar la de A Coruña a Carballo de forma gratuita". "Cuando le decíamos "no" al peaje de Rande, él silbaba", ironiza. En relación a la alta velocidad que se debatía en la década de los noventa, "los socialistas y UGT siempre apostamos por el trazado del AVE en "L" –A Coruña-Santiago-Vigo-Ourense–, pero Fraga defendió la conexión por Santiago". "Vivía pensando en Santiago; allí sí se notó la era Fraga", critica. Pero la mayor asignatura pendiente del exjefe del Ejecutivo gallego con Vigo fue, en opinión de Carlos Príncipe, la depuradora y el saneamiento de la ría. "Para nosotros era lo más importante y él lo retrasó; tardó seis años en volver a adjudicarla", critica. Sin embargo, admite que apoyó proyectos como el de la Eurorregión. "Lo que no perdono fue que no asistiese a la inauguración de la World Fishing de 1991, que fue mi primer acto oficial, y a la aprobación del Plan Estratégico", indica.

manuel pérez (1995-1999). No ahorra alabanzas a Manuel Fraga, al que le atribuye la autopista de Val Miñor, el vial a la Universidad, la conexión de Rande-Puxeiros, la depuradora, el proyecto "Abrir Vigo al Mar", el segundo edificio judicial y la renovación del saneamiento de la ciudad, entre otros asuntos. No obstante, Manuel Pérez reconoce que, "al igual que cualquier gobernante, Fraga ha tenido aciertos y errores" y no oculta sus discrepancias con alguna de sus decisiones, como la ubicación del edificio de la Xunta de Galicia en A Estrela. "Todavía sigue sin gustarme", puntualiza, al tiempo que admite que en determinados asuntos "había que insistir un poco". "El Conservatorio Superior de Música requirió un esfuerzo extraordinario por nuestra parte para que se hiciese", ejemplifica. Con respecto a la alta velocidad, Pérez se limita a considerar que "un AVE que no fuese A Coruña-Santiago-Vigo-Ourense me parece un error. Es de sentido común". Conselleiro de Trabajo y Servicios Sociales con Fraga antes de llegar a la Alcaldía de Vigo –con mayoría absoluta–, el exregidor del PP prefiere hacer hincapié en la "generosidad, capacidad de trabajo, sensibilidad y el lado humano" del fundador del PP durante su mandato en el gobierno autonómico. "Ha marcado un hito en el gobierno de este país", concluye.

lois pérez castrillo (1999-2003). El único alcalde nacionalista con el que tuvo que lidiar Fraga en la ciudad olívica mantiene una visión similar, con matices, a la de Manuel Soto en cuanto a la relación del expresidente gallego con Vigo: un trato institucional de lo más cordial e incluso "exquisito" con el Ejecutivo local, al que recibía y atendía cuando se le requería, pero que no se traducía en concreción de compromisos. "Decía que Vigo era importante y tomaba nota de todas nuestras propuestas para pasarlas a las consellerías. Pero no asumía nada personalmente, salvo el tema del Área Metropolitana, que siguió muy de cerca", explica Pérez Castrillo, quien menciona el "retraso del compromiso" con el Palacio de Congresos en relación a otras ciudades gallegas. La depuración de las aguas y el AVE son para este exregidor nacionalista los principales handicaps de la gestión de Fraga en Vigo. "La ciudad pedía el famoso trazado en "L" y él se plegó a las decisiones de Álvarez Cascos, no peleó ni apoyó la posición de la ciudad", critica. Considera que "todo lo que fue consiguiendo Vigo con él en la Xunta fue por la presión de la ciudad, la cual tiene una energía intensa que compensa la falta de apoyo institucional".

ventura pérez mariño (junio-noviembre de 2003). Su fugaz mandato –debido a una moción de confianza que le retiró del cargo– no permitió demasiados encuentros con el que en aquel momento ostentaba la presidencia de la Xunta, Manuel Fraga. Tanto es así que Pérez Mariño no recuerda ningún tema relevante que tuviese que abordar con el jefe del Ejecutivo gallego. "Le pedíamos inversiones para el MARCO, aunque durante mi etapa como alcalde no pasé por ningún presupuesto y no tuve ningún contratiempo con él. Siempre me recibió sin ningún problema, con cordialidad y educación", dice. Aunque elude pronunciarse sobre si Fraga fue un buen presidente y si se sentía cómodo en la ciudad olívica, hace referencia a otros aspectos como su diplomacia y su "magnífica relación institucional". "Daba gusto hablar con él, era muy ilustrado", valora.

corina porro (2003-2007). La última y única alcaldesa que Fraga se encontró en Praza do Rei durante su época al frente del Ejecutivo gallego se deshace en elogios hacia su gestión en la ciudad olívica. "Su legado en Vigo es importantísimo; y si no hizo más fue por falta de colaboración. A él le preocupaba la situación de esta ciudad, sabía que era el motor económico de Galicia, y si había cooperación, se volcaba", ensalza Corina Porro, que define a Fraga como "un magnífico presidente que tiene que quedar en la historia de Vigo". La exregidora del Partido Popular y exconselleira de Asuntos Sociales con Fraga atribuye al expresidente la firma del convenio para construir el Auditorio, el acuerdo para desarrollar el PEPRI del Casco Vello, las viviendas de protección oficial de Navia, la Escuela de Arte Dramático, la ampliación del Ifevi, la "primera firma y presentación" del hospital –ahora en construcción–. "Todo esto está en las hemerotecas", insiste Porro, quien descarta que Manuel Fraga se sintiese más cómodo en ciudades del norte gallego que en Vigo. "Amó a Galicia con toda su alma y cuando pudo demostrarlo, lo demostró", finaliza la alcaldesa de Vigo entre 2003 y 2007.